El Santo Padre se mostró en público dos semanas después de haber recibido el alta hospitalaria. Estuvo en silla de ruedas y con unas pequeñas cánulas nasales.
A dos de semanas de haber recibido el alta hospitalaria, el Papa Francisco reapareció este domingo ante unos 20.000 miles de fieles en la Plaza de San Pedro. Permaneció en silla de ruedas durante unos pocos minutos y se lo vio con unas pequeñas cánulas nasales para favorecer su respiración.
El Santo Padre, de 88 años, se mostró en público al finalizar la misa del Jubileo dedicada a los enfermos. “Buen domingo a todos, muchas gracias”, expresó a los fieles, para después recorrer parte de la plaza impartiendo bendiciones. "Viva el Papa", fue el grito de la multitud.
Poco después, una mujer leyó un mensaje en nombre de Francisco, en el que saludó “con afecto” a todos los que participaron en la misa del Jubileo de los Enfermos y agradeció “de corazón” las oraciones por su salud.
Convaleciente en la Casa Santa Marta desde el último 23 de marzo, tras ser dado de alta del Hospital Gemelli, el Papa sigue registrando ligeras mejorías en su respiración, motricidad y voz. Así lo destacó la Oficina de Prensa del Vaticano en sus últimos comunicados.
En el mensaje del Ángelus compartido por la Santa Sede, el Santo Padre señaló que tanto durante la internación, como ahora ahora en la convalecencia, siente "el "dedo de Dios" y experimenta "su cariñosa caricia".
"En el día del Jubileo de los enfermos y del mundo de la sanidad, le pido al Señor que este toque de su amor llegue a los que sufren y anime a los que cuidan de ellos. Y rezo por los médicos, enfermeros y trabajadores sanitarios, que no siempre tienen las condiciones adecuadas para trabajar y, a veces, incluso son víctimas de agresiones", manifestó Francisco en el texto.
"Su misión no es fácil y debe ser apoyada y respetada. Espero que se inviertan los recursos necesarios para la atención y la investigación, para que los sistemas sanitarios sean inclusivos y atiendan a los más frágiles y pobres", concluyó en el Ángelus.
Durante la homilía previa a la reaparición, monseñor Rino Fisichella, pro-prefecto del Dicasterio para la Evangelización, leyó otro texto más amplio de Francisco, en el que reconoció que "no es fácil" estar enfermo, pero es una "escuela" en la que se aprende a amar y ser amado.
"Queridos hermanos y hermanas enfermos, en este momento de mi vida comparto mucho con ustedes: la experiencia de la enfermedad, de sentirnos débiles, de depender de los demás para muchas cosas, de tener necesidad de apoyo", confesó el Pontífice. Y agregó: "No es siempre fácil, pero es una escuela en la que aprendemos cada día a amar y a dejarnos amar, sin pretender y sin rechazar, sin lamentar y sin desesperar, agradecidos a Dios y a los hermanos por el bien que recibimos, abandonados y confiados en lo que todavía está por venir".
“La enfermedad es una de las pruebas más difíciles y duras de la vida“, insistió.
Francisco consideró, por último, que "la habitación del hospital y el lecho de la enfermedad pueden ser lugares donde se escucha la voz del Señor que nos dice también a nosotros 'Yo estoy por hacer algo nuevo, ya está germinando, ¿no se dan cuenta?', y de esa manera renovar y reforzar la fe".
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