Sostuvieron discusiones “cordiales” al tratar “la situación en el Medio Oriente” con una referencia particular al estatus de Jerusalén, pero no hubo mención directa a los bombardeos contra los kurdos en Siria.

El papa Francisco obsequió ayer al presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, un medallón con “un ángel estrangulando al demonio de la guerra”, en la primera visita en décadas de un mandatario de ese país al Vaticano y en momentos en que Turquía bombardea a los kurdos en Siria.

El pontífice argentino, que ha reiterado su rechazo a las guerras y a las armas de destrucción, seguramente no perdió la oportunidad para hablar sobre la ofensiva realizada desde el 20 de enero en Siria contra la región de Afrin, en la reunión privada de 50 minutos que sostuvo con Erdogan.

Con esa intervención, el ejército turco busca oficialmente expulsar de su frontera a la milicia kurda de las Unidades de Protección Popular (YPG), una organización aliada de Estados Unidos en la lucha contra el grupo yihadista Estado Islámico, a la que Ankara califica de “terrorista”. El automóvil presidencial de Erdogan llegó a la plaza San Pedro, que estaba vacía y cercada para impedir su acceso. En una inmensa zona del centro de Roma se prohibieron manifestaciones.

Sin embargo, varias decenas de personas lograron manifestarse hacia el mediodía no muy lejos del Vaticano, convocados por una asociación italiana kurda. “En Afrin se está realizando un nuevo crimen contra la humanidad”, denunciaron.

Dos manifestantes fueron detenidos tras breves peleas, anunció la policía.

De su lado el Vaticano dijo que el papa y el presidente turco sostuvieron discusiones “cordiales” al tratar “la situación en el Medio Oriente” con una referencia particular al estatus de Jerusalén, informó un comunicado de la Santa Sede.

Erdogan y el papa Francisco destacaron “la necesidad de promover la paz y la estabilidad en la región a través del diálogo y la negociación, respetando los derechos humanos y la ley internacional”, agregó el Vaticano.

No obstante, no hubo mención directa a Turquía o los bombardeos contra los kurdos en Siria.

Erdogan tenía previsto agradecer al papa por haber criticado la decisión del presidente estadounidense Donald Trump de reconocer a Jerusalén como capital de Israel. “Ambos estamos a favor de defender el statu quo (en Jerusalén) y tenemos la voluntad de protegerlo”, declaró el dirigente turco en una entrevista publicada el domingo por el diario italiano La Stampa.

El jefe de Estado turco llegó retrasado y sonriente a la cita con el papa que lo recibió con un semblante más serio. El clima pareció distenderse al momento del intercambio de regalos y de tomarse una pausa, describieron los periodistas presentes.

“Este es un ángel de la paz que estrangula al demonio de la guerra”, dijo el papa al obsequiarle un medallón de bronce de unos veinte centímetros de diámetro. “Es el símbolo de un mundo basado en la paz y en la justicia”, agregó.

El medallón representa un ángel místico que se acerca los hemisferios norte y sur, mientras combate un dragón.

Por su parte, Erdogan le regaló al pontífice una gran panorámica de Estambul en cerámica, en la cual se podía distinguir la cúpula de la basílica de Santa Sofía convertida por los otomanos en mezquita en el siglo XV.

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