El presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, dijo que apoyará a Israel hasta que acaben con Hamás, aunque pidió que se actúe con cautela.
Joe Biden, el presidente de Estados Unidos, afirmó, durante una recepción en la Casa Blanca con motivo de la celebración de la festividad judía de Hanukkah, que Estados Unidos seguirá suministrando armas a Israel hasta se deshaga por completo del movimiento radical palestino Hamás.
"Seguiremos prestando apoyo militar a Israel hasta que se deshaga de Hamás, pero debemos tener cuidado, ellos tienen que tener cuidado", dijo Biden.
"La opinión del mundo podría cambiar de la noche a la mañana. No podemos dejar que eso ocurra", proclamó el líder estadounidense, y nombró varios asuntos "muy difíciles" que son necesarios abordar.
Entre ellos, la liberación de los rehenes y la entrada de ayuda humanitaria en el enclave.
Sin embargo, Biden subrayó que Estados Unidos también seguirá suministrando ayuda humanitaria a la Franja de Gaza. "Seguiremos liderando la iniciativa mundial de ayuda humanitaria a civiles palestinos inocentes para recalcar a nuestros amigos, nuestros amigos israelíes, que tenemos que proteger las vidas de los civiles", afirmó.
Las fuerzas israelíes lanzaron ataques aéreos durante la noche y la madrugada del martes al persistir en una ofensiva que, según dice, podría durar semanas o meses, a pesar de llamados internacionales a un cese del fuego.
Dichos bombardeos, en una zona a donde se les ordenó a los civiles buscar refugio, mataron a por lo menos 23 personas, entre ellas siete niños y seis mujeres, según registros de hospitales y un reportero de The Associated Press que vio los cadáveres llegar al hospital.
En el centro de Gaza, el Hospital Mártires Al-Aqsa en Deir al-Balah recibió los restos de 33 personas muertas en bombardeos durante la noche, entre ellas 16 mujeres y cuatro niños, según registros del hospital.
La guerra causada por el ataque de Hamás a Israel el 7 de octubre dejó muerte y destrucción por todo el empobrecido enclave costero de la Franja de Gaza con más de 18.000 palestinos muertos y más del 80% de los 2,3 millones de habitantes desplazados.
A su vez, el sistema de salud público y las operaciones de ayuda humanitaria colapsaron y los socorristas advierten sobre el peligro de inanición y epidemias entre la población, aglomerada en refugios y campamentos de refugiados.
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