Israel habría desplegado una compleja operación a través de empresas fantasmas. Las trampas explosivas colocadas en los pagers y los walkie-talkies fueron la última salva en el conflicto que enfrenta desde hace décadas con Hezbollah.
Una serie de atentados con localizadores y emisoras de radio en Líbano han causado al menos 32 muertos y más de 2.700 heridos, muchos de ellos graves. Entre los muertos hay miembros del grupo Hezbolá, pero también civiles, entre ellos cuatro niños.
Israel no ha confirmado ni negado su participación en las explosiones, pero 12 funcionarios de defensa e inteligencia, actuales y anteriores, que fueron informados sobre el atentado, afirman que los israelíes estaban detrás de él y describen la operación como compleja y de larga duración. Hablaron con The New York Times bajo condición de anonimato, dada la sensibilidad del tema.
Las trampas explosivas colocadas en los pagers y los walkie-talkies fueron la última salva en el conflicto que enfrenta desde hace décadas a Israel y Hezbollah, que tiene su base al otro lado de la frontera, en Líbano. Las tensiones se intensificaron tras el inicio de la guerra en la Franja de Gaza.
El New York Times indicó que Israel estaba detrás de esta sofisticada operación, utilizando una empresa húngara ficticia, BAC Consulting, para entregar los localizadores con trampas explosivas a los miembros de Hezbolá.
Según el periódico, los servicios de inteligencia israelíes habrian creado varias empresas pantalla, entre ellas BAC Consulting, que se presentaba como una empresa húngara que fabricaba localizadores para la compañía taiwanesa Gold Apollo. En realidad, BAC Consulting formaba parte de una tapadera israelí, y los responsables de fabricar los buscapersonas eran agentes de los servicios de inteligencia israelíes. Los dispositivos destinados a Hezbolá estaban equipados con explosivos PETN disfrazados de pilas.
Por su parte, la empresa húngara negó las acusaciones de que eran los fabricantes. "Yo no fabrico los buscapersonas. Sólo soy la intermediaria. Creo que se equivocaron", afirmó al respecto la directora ejecutiva de BAC Consulting, Cristiana Bársony-Arcidiacono, citada por NBC News.
El líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah, lleva tiempo expresando su preocupación por el uso de teléfonos móviles, alegando que Israel podría piratearlos y rastrear los movimientos de los militantes. En febrero, pidió públicamente a sus seguidores que renunciaran a sus teléfonos: "Mételo en una caja de hierro y ciérralo con llave". Recomendó el uso de buscapersonas como medio de comunicación más seguro.
Los servicios de seguridad israelíes vieron en ello una oportunidad. Incluso antes de que Nasralá decidiera extender el uso de buscapersonas, Israel había iniciado un plan para crear una empresa ficticia que suministrara los artefactos explosivos.
Los primeros buscapersonas con trampas explosivas comenzaron a llegar a Líbano en el verano de 2022 en pequeñas cantidades. Tras la llamada de Nasralá, el volumen de suministros aumentó significativamente y se distribuyeron miles de dispositivos entre los miembros de Hezbolá y sus aliados.
El 19 de septiembre se dio la orden de activar los artefactos explosivos. A las 15:30, los localizadores empezaron a pitar, indicando la recepción de un mensaje que parecía ser una instrucción oficial de los dirigentes de Hezbolá. Pocos segundos después de la activación, los artefactos explotaron.
Las explosiones se produjeron en diversos lugares del Líbano: en las calles, en tiendas y en viviendas. Los testigos describen escenas horribles: personas lanzadas hacia atrás por las explosiones, humo saliendo de sus bolsillos, miembros rotos.
Al día siguiente se repitieron las explosiones, esta vez contra emisoras de radio, matando a otras 20 personas e hiriendo a cientos más. Entre los muertos se encontraba Fatima Abdullah, de 9 años, del pueblo de Sara'ain, que murió cuando el localizador de su padre le explotó en las manos.