Se conocieron las verdaderas causas de los problemas técnicos registrados el 29 de noviembre en el avión de la canciller alemana Angela Merkel, que la obligaron a regresar tras despegar rumbo a la cumbre del G20 en Buenos Aires.
De acuerdo a un reporte confidencial de las Fuerzas Armadas del país europeo, y citado por la revista Der Spiegel, la responsabilidad de lo sucedido recae sobre la compañía Lufthansa Technik, subsidiaria de la aerolínea Lufthansa, que en 2010 realizó tareas de mantenimiento en el Airbus A340 al servicio de la canciller alemana y reemplazó el sistema de comunicaciones de abordo sin notificar de ello a los pilotos.
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A diferencia del anterior sistema, la nueva versión digital instalada requiere de un procedimiento distinto para ser reiniciado en caso de alguna falla. Al despegar rumbo a Argentina, un falso contacto ocurrido por una soldadura defectuosa en uno de los rectificadores de corriente provocó un apagón en algunos de los sistemas. A su vez, un posterior fallo registrado en los relés hizo que el sistema de alimentación de emergencia, que se activa automáticamente en tales situaciones, se desconectara.
Los pilotos notaron la señal de alerta en la cabina e intentaron reiniciar el sistema de comunicación, pero al no tener éxito y perder contacto con tierra, debieron recurrir a un teléfono satelital para advertir de lo sucedido al puesto de control aéreo.
Como consecuencia, la aeronave debió aterrizar de emergencia en Colonia con los sistemas de radio apagados y los tanques repletos de combustible, lo cual expuso a la aeronave y a sus ocupantes a una situación de riesgo elevado.
Finalmente, Merkel debió reanudar su viaje a la cumbre internacional en un vuelo comercial de Iberia, causando gran sorpresa con su presencia al resto de los pasajeros.