¿Es posible que el cólera haya vuelto a España por primera vez en más de 40 años?
La noticia de la aparición de la enfermedad en el país ibérico aparecía en todos los portales: una menor de edad que bebió agua procedente de un pozo en una finca de Toledo se convertía en el primer caso desde 1979.
Horas después, el Ministerio de Sanidad español desmentía la información y afirmaba que, en realidad, se trataba de un caso de gastroenteritis.
Los brotes de cólera suelen producirse en los meses más calurosos, y los niños son más vulnerables, ya que las personas expuestas tienden a desarrollar inmunidad con el tiempo.
El período de incubación para la enfermedad es de 1 a 3 días, y los síntomas comienzan como una diarrea repentina, indolora y acuosa, acompañada de vómitos pero no de náuseas. Esta diarrea puede presentarse en forma de un líquido blanco carente de materia fecal y con gránulos, que se denominan "heces en agua de arroz".
La pérdida fulminante de líquido es el principal riesgo de mortalidad vinculado al cólera.
Al mismo tiempo, el paciente sufrirá sed intensa, oliguria -ausencia de producción de orina-, calambres musculares, debilidad y la pérdida de tersura de la piel, que se vuelve arrugada.
Aparece la cianosis, una coloración azulada. Otros de los síntomas son la hipovolemia -disminución del volumen sanguíneo-, hemoconcentración -aumento del espesor de la sangre-, y un aumento del ácido con pérdida de potasio.
Para evitar el colapso circulatorio, los pacientes deben ser tratados mediante rehidratación, con líquidos isotónicos que repongan los minerales perdidos.
Asimismo, existen antibióticos para reducir la cantidad de bacterias y cortar la diarrea. Dos semanas después, el Vibrio cholerae debería haber desaparecido por completo del tracto gastrointestinal del paciente, algo que certifican los análisis de heces.