Un hombre asesinó a puñaladas este martes en la ciudad de Kawasaki, a unos 20 kilómetros al sur de Tokio, a una nena de 11 años y a otro individuo, hirió a 17 personas, muchos de los cuales eran niños, y posteriormente se suicidó con un cuchillo.
El hecho ocurrió durante la mañana en plena hora pica, cuando la nena y el hombre, de 39 años, que era padre de una alumna, esperaban en silencio un micro escolar. De repente, y sin mediar palabra, el agresor los mató.
“Con un cuchillo en cada mano, salió de un supermercado y atacó a los niños, uno por uno, en la fila”, explicó Teiko Naito, directora de la escuela primera del grupo escolar “Caritas Gakuen”, un centro católico, en una rueda de prensa por la noche.
El ataque, un acontecimiento raro en Japón, país considerado como muy seguro, ocurrió en el último día de la visita oficial del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien de inmediato expresó su solidaridad.
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Según los medios locales, el presunto agresor, de unos 50 años, murió tras haberse autolesionado con el arma.
“Es un caso verdaderamente atroz. Siento una gran cólera. Expreso mi sincero pésame a las víctimas y espero que los heridos se restablezcan rápidamente”, declaró el primer ministro japonés Shinzo Abe en una declaración televisiva.
Entre los heridos se contaban “una mujer de unos 40 años y tres niñas, de unos seis años de edad”, que sufren heridas graves “especialmente a la altura de la cabeza y el cuello”, dijo Takehito Otsubo, director adjunto del hospital donde están siendo atendidas.
Japón posee una de las menores tasas de crímenes violentos entre los países desarrollados y los ataques en masa son extremadamente raros.
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