A un año de la llegada de Emmanuel Macron a la presidencia de Francia, miles de personas se manifestaron en París, además de varias ramificaciones en otras ciudades de relevancia, en protesta por las distintas políticas económicas aplicadas que indican como tendientes a una mayor flexibilización laboral y especialmente en beneficio de los sectores acomodados.
La denominada “Fiesta de Macron”, que contó con un gran caudal de organizaciones de izquierda, consistió en un picnic enorme al que asistieron un gran caudal de familias, mostrando su descontento por las medidas tomadas por el vigente mandatario a lo largo de su primera temporada al frente del gobierno galo.
Quien hizo uso de la palabra en medio del evento fue Juan-Luc Melenchon, ex candidato a presidente por el partido Francia Insumisa y uno de los más críticos hacia el jefe de Estado.
“Vivan los asalariados de Air France; vivan los trabajadores ferrocarriles; vivan los empleados de los hospitales públicos; gloria a los funcionarios”, resaltó, en referencia a los diferentes bloques que supieron desarrollar protestas en las últimas semanas, teniendo como foco dos ejes clave: la reforma laboral, tendiente a cierta desarticulación sindical, y el cambio en el sistema educativo, que trastoca el ingreso irrestricto de los estudiantes a las universidades, algo que derivó en la toma de las altas casas de estudios y considerables movilizaciones en las calles de la capital.
Todo este conflicto se da justo cuando se cumplen 50 años del Mayo Francés, aquel que significó una revolución cultural de envergadura y que, paradójicamente, como sucede ahora, tiene a los jóvenes como eslabones fundamentales, aunque no son los únicos, pues distintas ramas de trabajadores, con epicentro en el transporte público, vienen de hacer protestas que, se percibe, tendrán su vuelta a escena a fin de mes, continuando con un determinado plan de lucha.
Resta una semana para que Estados Unidos decida si continúa o no integrado el tratado de no proliferación nuclear firmado con Irán y que cuenta con el respaldo de varias potencias europeas. Y mientras se vislumbra la negativa de Donald Trump para seguir el vínculo, el presidente norteamericano tuvo una charla con Theresa May, la primera ministra británica, en la que se buscó encontrar cierta calma en torno a esa crisis.
Según la mandataria inglesa, en consonancia con el presidente de Francia, Emmanuel Macrón, es vital la permanencia de EEUU en la estructura diplomática para evitar que su salida provoque una modificación contundente y la incertidumbre gane la escena, justo en un momento de particular efervescencia en Medio Oriente.
El eje del tratado con el país persa radica en la posibilidad de levantar las sanciones económicas impuestas previamente, a cambio del compromiso de no desarrollar ni adquirir armas nucleares. Pero, ya advirtieron desde Teherán que, si Trump pega el portazo, ellos también se irán, algo que mostraría un camino impredecible a futuro.
Nicaragua atraviesa horas cruciales desde que comenzó una serie de protestas hace dos semanas en contra de la reforma de la seguridad social propuesta por el gobierno de Daniel Ortega, pues, con un saldo de 45 muertos en las calles, se dio marcha atrás en la aplicación de esa política en pos de encausar cierto diálogo, aunque la tensión, producto de esa cifra, continúa profundizándose.
En ese sentido, una movilización de grandes proporciones se espera para el próximo miércoles, jornada en la que tendrán que comparecer ante la Justicia tres jóvenes que fueron detenidos como “coautores directos del delito de conspiración para ejecutar un motín”, según lo puso en consideración el Movimiento Estudiantil 19 de Abril, una de las principales estructuras, conformado por universitarios, que es crítico del actual mandatario.
Así la situación, la protesta toma otro cariz a partir del involucramiento del poder judicial, a tal magnitud que, desde las filas de la agrupación juvenil se resaltó que el objetivo gubernamental es “neutralizar y criminalizar la protesta cívica”.
Desde que comenzaron los incidentes el número de fallecidos llegó a casi una cincuentena, la mayoría producto de la represión entre el 18 y 22 de abril, aunque algunas organizaciones humanitarias elevan esa cifra a 63.
En lo que significa la primera medida en pos de una futura reunificación tras la histórica reunión entre Kim Jong-Un y Moon Jae-In, Corea del Norte adoptó el huso horario de Corea del Sur, con lo cual los relojes fueron adelantados 30 minutos, dando marcha atrás con una medida de 2015 por parte de Pyongyang en la que se pretendía resaltar una diferenciación, rompiendo con la hora impuesta hace más de un siglo por la colonización japonesa.
Ambas naciones indicaron que se trata de una modificación simbólica que refleja la voluntad de mejorar las relaciones bilaterales, mermando la tensión luego de 65 años de armisticio que parecen llegar a un final positivo.
Empujones y golpes al por mayor fueron los protagonistas estelares entre legisladores del oficialismo y la oposición en el marco del discurso anual del presidente de Malawi, Peter Mutharika, situación conflictiva que derivó en la utilización de la Policía para calmar los ánimos.
"Este fue el día de la vergüenza nacional", señaló Ralph Mhone, líder del Partido Popular, que despotricó frente al accionar del gobernante Partido Democrático Progresista, pues la jornada se convulsionó cuando ingresó al recinto la parlamentaria Patricia Kaliati, de las filas oficiales, rescatada por miembros de la seguridad después de que seguidores de su agrupación amenazaran con agredirla por apoyar la candidatura al Ejecutivo de Saulos Chilima, vigente vicepresidente.
El mandatario, por lo pronto, pudo concluir su relato en pleno Congreso, aunque generó efervescencia con sus palabras, ya que acusó a los participantes de las últimas manifestaciones en las calles, con su corolario en el Parlamento, de intentar desestabilizar el país.