Manifestantes tomaron las calles en más de una veintena de ciudades de Brasil para protestar contra el manejo sanitario del presidente Jair Bolsonaro.

Manifestantes en contra del gobierno de Brasil tomaron las calles el sábado en más de una veintena de ciudades al tiempo que el país confirmó que las muertes de COVID-19 superaron el medio millón, una tragedia que muchos críticos atribuyen al intento del presidente Jair Bolsonaro de minimizar la pandemia.

Miles de personas se reunieron en el centro de Río de Janeiro ondeando banderas con frases como “Fuera Bolsonaro. Gobierno de hambre y desempleo”.

“Brasil vive un gran revés. Era un país ejemplar para la vacunación en el mundo. Tenemos instituciones ampliamente reconocidas, pero actualmente estamos en una situación triste”, afirmó Isabela Gouljor, una estudiante de 20 años que se unió a las protestas en Río.

Otros participantes alzaron carteles que decían: “500 mil muertes. Es su culpa”, en referencia a Bolsonaro.

Marchas similares se llevaron a cabo en al menos 22 de los 26 estados de Brasil, así como en la capital Brasilia. Fueron promovidas por los partidos de izquierda de la oposición que se han alentado ante los índices decrecientes de popularidad de Bolsonaro rumbo a la inminente contienda presidencial del próximo año.

Fuera Bolsonaro, genocida”, gritaban los manifestantes en Río, algunos de ellos con camisetas o mascarillas con la imagen del expresidente de la izquierda Luiz Inácio Lula da Silva, quien supera a Bolsonaro en algunas encuestas. Mientras que en Sao Paulo, los manifestantes soltaron globos rojos como un tributo a las víctimas del virus.

Los partidarios de Bolsonaro han salido a la calle con más frecuencia en el último mes, en gran parte porque muchos coinciden con su rechazo a las restricciones destinadas a contener el coronavirus y la ira de que las medidas de cuarentena han afectado a las empresas.

Los detractores subrayan que dichos mensajes, así como la promoción de Bolsonaro de tratamientos refutados como la hidroxicloroquina, han contribuido a la tasa desorbitada de muertes y una campaña lenta de vacunación que ha inoculado completamente a menos de 12% de la población. El país de aproximadamente 213 millones de habitantes está registrando casi 100.000 contagios nuevos y 2.000 muertes al día.

“Para los izquierdistas, sacar a sus seguidores a las calles es una forma de desgastar a Bolsonaro para las elecciones”, dijo Leandro Consentino, un profesor de Ciencias Políticas en Insper, una universidad en Sao Paulo. “Pero al mismo tiempo, se contradicen y pierden el discurso de mantener la atención médica porque causan las mismas aglomeraciones que Bolsonaro”.

Las marchas del sábado sucedieron una semana después de que Bolsonaro liderara a partidarios en una enorme caravana de motociclistas en Sao Paulo, aunque sus seguidores y críticos difieren drásticamente en cuanto al tamaño de ese evento.

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“Bolsonaro debe demostrar que mantiene un apoyo significativo para dar un mensaje de fuerza a quienes investigan las acciones de su gobierno en el Congreso”, dijo Consentino.

Fuente: AP.

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