Una investigación de la agencia Bloomberg dio a conocer que el servicio de alquileres turísticos Airbnb lleva años desembolsando millones de dólares en compensaciones a clientes damnificados, a cambio que no revelen diversos delitos que suceden en alojamientos, para así evitar daños a la imagen de la empresa.
Robos, violaciones y hallazgos de restos humanos desmembrados son algunos de los delitos ocurridos en viviendas de alquiler de Airbnb que los empleados del departamento de seguridad especial de la compañía llevan años intentando que no lleguen a oídos del público.
Según la autora del artículo, la empresa gasta unos 50 millones de dólares al año en compensaciones a clientes víctimas de delitos. Frecuentemente, los desembolsos se realizan bajo la condición de no divulgación para no dañar la imagen de la compañía.
Tras su fundación en 2008, Airbnb se convirtió rápidamente en un actor clave del sector de los alojamientos turísticos, con un valor de mercado estimado en 90.000 millones de dólares. Sin embargo, desde los comienzos de su actividad, algunas voces ya cuestionaban su seguridad.
Inicialmente, los propios fundadores de Airbnb se encargaban personalmente de responder a las quejas, pero pronto tuvieron que contratar a personal específico por el aumento de reclamaciones. No fue hasta 2011 que se enfrentaron a su primera crisis de seguridad seria, cuando una propietaria de San Francisco relató en su blog que su casa había sido saqueada y vandalizada por unos inquilinos.
Sudáfrica: mujer que "dio a luz a 10 bebés" no estaba embarazada
La casera denunciaba que Airbnb no le prestó ninguna ayuda y solo le pidió borrar los comentarios negativos que había publicado. Al adquirir notoriedad el caso en redes, Brian Chesky, jefe de la empresa, pidió disculpas públicamente y se comprometió a indemnizarla con un millón de dólares. Además, la compañía creó una línea de atención al cliente 24 horas y un nuevo departamento de seguridad.
Los exempleados de la empresa acusan al gigante de los alquileres de mantener un departamento bautizado como black box (caja negra, en español) que opera en varias ciudades, como Dublín, Montreal y Singapur.
Supuestamente trabajan incluso con los peores incidentes, como violaciones, asesinatos y asaltos, todo para evitar que dañen la imagen pública de Airbnb. Algunos de sus empleados, añaden, tienen experiencia en el Ejército y en los servicios de emergencia.
Uno de los casos más resonantes ocurrió en el año 2018, cuando una vecina de Florida llamada Carla Stefaniak fue asesinada por un guardia de seguridad del complejo de apartamentos donde alquiló un piso en Costa Rica. Su cuerpo semidesnudo y parcialmente enterrado fue descubierto por los perros policiales a 300 metros del edificio. El guardia, llamado Bismark Espinoza Martínez, fue condenado a 16 años de prisión. El caso, se resolvió por una indemnización.