María Zajárova, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, se manifestó en contra del silencio de las organizaciones ambientales ante el polémico vertido de aguas residuales radioactivas tratadas, de la central nuclear japonesa Fukushima al océano Pacífico.
La diplomática tomó el hecho como un asunto "serio", porque se trata del vertido de "1,5 millones de toneladas de agua venenosa contaminada con tritio, así como con isótopos de carbono-14, potasio-40, estroncio-90, yodo-129, cesio y plutonio".
"Silenciosos como peces en el océano Pacífico, nadando en agua de tritio desde hace días", exclamó Zajárova.
Además, adjuntó capturas de pantalla de los sitios web de organizaciones ambientalistas como el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés), Wildlife Conservation Society (WCS) o The Natural Conservancy, en los que el tema del agua de Fukushima no aparece.
Por otra parte, la vocera rusa destacó que incluso "la omnipresente" activista medioambiental sueca Greta Thunberg "se limitó a (poner) un banal enlace a la noticia, sin una sola palabra de condena". Asimismo, adjuntó un enlace a la foto que muestra los contenedores en los que se conservaba el agua antes del inicio del proceso de liberación.
"Me pregunto: ¿cuánto vale hoy el silencio de las principales organizaciones ambientales? ¿O solamente están bajo presión?", sintetizó Zajárova.
Para entender el origen del problema hay que explicar que el operador de la central de Fukushima, Tokyo Electric Power Company (TEPCO), empezó a verter al océano Pacífico el agua tratada el pasado 24 de agosto, lo que generó un fuerte rechazo por parte de varios países, como China o Corea del Norte. Por su parte el Ministerio de Medioambiente de Japón aseveró el domingo que la radiactividad del agua de mar cerca de Fukushima está por debajo de los límites y no representa riesgo alguno para las personas o para la flora y fauna.
Aunque el sistema de filtrado, conocido como ALPS por sus siglas en inglés, reduce la contaminación radioactiva, el tratamiento actual no puede eliminar la presencia de tritio. Esto fue lo que provocó una fuerte oposición por parte de los sindicatos de pescadores de la región, quienes temen un impacto medioambiental y económico negativo.
La planta de Fukushima Daiichi resultó destruida en marzo del 2011, después que un potente terremoto de magnitud 9,0 frente a la costa japonesa generara un poderoso tsunami, que a su vez provocó la fusión de tres de sus reactores. Según el Gobierno japonés, la liberación del agua residual es segura y cuenta con el aval del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).
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