Un ataque con gas Sarín. Una verdadera matanza de niños. El desquicio de la humanidad se materializó en forma de masacre en la provincia de Idlib, al noroeste de Siria, donde una avanzada aérea dejó al menos 58 muertos, entre ellos 11 menores, y unos 160 heridos, muchos de gravedad.
El ataque ocurrió en Khan Sheikhun, en manos de los rebeldes qaedistas de Fatah al Sham (ex Frente al Nusra). La coalición siria, que agrupa a sectores de la oposición en el exterior, acusó a aviones sirios del ataque. La seguridad siria, en tanto, habló de “calumnias” sobre la naturaleza del ataque, denunciado por la Ong Observatorio nacional por los derechos humanos.
Hay fotos que estremecen: muestras a varios niños semidesnudos, apilados unos sobre otros, con los brazos rígidos y los ojos aun abiertos y con terror en sus miradas. Las imágenes también muestras filas de cadáveres en tierra, pero también en hospitales con niños aterrorizados. Algunos con vida tienen en sus rostros máscaras de oxígeno.
Francia pidió una reunión urgente del consejo de seguridad de la ONU tras el ataque. Turquía envió a la zona 30 ambulancias y acogió a decenas de heridos. Londres aseveró que los responsables deberán “rendir cuentas” ante la humanidad. Rusia negó que sus aviones hayan lanzado el ataque a través de un comunicado del ministerio de Defensa. “Ninguno de los aviones de las fuerzas aeroespaciales de Rusia cumplió un raid en la zona de Khan Shaykhun, en la provincia de Idlib", indicó la nota.
Fuentes de los activistas sirios dijeron que un hospital de campo donde habían sido trasladadas víctimas del bombardeo fue atacado en otro raid. Su responsable, Abu Hamdu, dijo que el hospital fue destruido.
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