Un joven de 20 años se convirtió en la primera persona de Uganda en ser acusada de "homosexualidad con agravantes", en virtud de la nueva ley antigay que rige en el país, y su castigo comprende la pena de muerte.
En mayo, el presidente de la nación africana, Yoweri Museveni, promulgó una ley contra la homosexualidad que permite castigar a los miembros de la comunidad LGBT con decenas de años de prisión, cadena perpetua e incluso con pena de muerte en función de la gravedad de la infracción.
La polémica legislación incluye la prohibición de promover e instigar la homosexualidad, así como de conspirar para cometer actos homosexuales.
Sin embargo, identificarse como gay no es un acto penalizado.
En esta oportunidad, el joven fue acusado tras "mantener relaciones sexuales ilícitas" con un hombre de 41 años.
No obstante, no se especificó por qué el acto se consideró agravado.
"Dado que se trata de un delito punible con la pena capital que puede juzgar el Tribunal Superior, se le leyeron y explicaron los cargos en el Tribunal de Magistrados el día 18 y se le impuso prisión preventiva", declaró Jacqueline Okui, portavoz de la oficina del director de la fiscalía.
La funcionaria añadió que no tenía conocimiento si alguien había sido acusado anteriormente de "homosexualidad agravada".
Por su parte, Justine Balya, abogada del joven, cree que toda la ley es inconstitucional. Asimismo, reveló que otras cuatro personas han sido acusadas bajo la reciente normativa, pero que su cliente era el primero en ser procesado.
El delito de homosexualidad agravada se castiga con la pena de muerte, una condena que no se aplica desde hace años en Uganda.
La ley generó una oleada de indignación por parte de Naciones Unidas, grupos de defensa de derechos humanos y numerosos países occidentales.
La nueva legislación fue ampliamente respaldada en Uganda, un país del este de África de mayoría cristiana y conservadora.
Los diputados consideraron que el texto era necesario para hacer frente a la supuesta inmoralidad de Occidente.