La Policía de Australia investiga la actuación de un oficial que redujo con una pistola Taser a una mujer de 95 años que portaba un cuchillo, y que tras este hecho se encuentra internada en "estado crítico".
"Ningún agente, ninguno de nosotros, está por encima de la ley. Todas nuestras acciones se examinarán minuciosamente", dijo este viernes en una rueda de prensa en Sidney, Peter Cotter, comisionado asistente de la Policía de la región de Nueva Gales del Sur.
El incidente tuvo lugar el miércoles cuando la Policía acudió a la residencia de ancianos de Yallambee, en la localidad de Cooma -a unos 430 kilómetros al suroeste de Sidney-, en respuesta a una llamada de emergencia.
Se informó que una paciente, que padece demencia, estaba "armada" con un cuchillo en una de las habitaciones de la residencia. Cuando la anciana, identificada como Clare Nowland, se negó a soltar el cuchillo y se acercó "lentamente" en su andador a los agentes, uno de los oficiales decidió disparar su pistola Taser para reducirla.
La descarga eléctrica propició que la abuela, que pesa 43 kilos y mide 1,57 metros de altura, se cayera y se golpeara la cabeza contra el suelo. De inmediato la mujer fue trasladada a un hospital donde se encuentra "en estado crítico", precisó el mando policial, al añadir que la anciana recupera por momentos la conciencia.
Efectivos del departamento contra homicidios participan en las pesquisas en torno a la respuesta del agente policial, quien tiene doce años de experiencia, para determinar si tiene alguna responsabilidad en este incidente, precisó Cotter.
¿Se trata de un caso de abuso policial o de legítima defensa? La actuación del oficial de la Policía de Sidney puso de nuevo de relieve el uso de las pistolas Taser por parte de la policía australiana, algo que es cuestionado por organizaciones garantes de derechos como Amnistía Internacional.
En 2012, el estudiante brasileño Roberto Curti perdió la vida en Sidney tras recibir 14 descargas eléctricas por parte de la Policía, en un incidente en el que un tribunal del país halló culpable en 2014 a cuatro oficiales por el uso excesivo de la fuerza que derivó en el fallecimiento de Curti, quien sufría un episodio psicótico tras ingerir una sustancia psicotrópica.
En Argentina las Taser están envueltas en polémicas y discusiones, algo que retrasó su implementación en las distintas fuerzas de seguridad, aunque la Policía de la Ciudad ya confirmó que tiene las primeras 60 armas no letales de este tipo y que está entrenando a su personal con un protocolo adecuado antes de sacarlas a la calle.