Ahora el eje de discusión en España se desvió -al menos por un momento- a la violencia sexual contra la mujer que se dispensan en este tipo de celebraciones. Cientos de imágenes muestran cómo chicas extasiadas se desnudan y son abordadas por sedientos hombres que las manosean y se apoderan de sus cuerpos.
Mientras muchos alegan que son las propias mujeres quienes se entregan a esos placeres al descubrir sus cuerpos, otros aseguran que se trata ni más ni menos que de un artero ataque sexista por parte de hombres que, en ese lugar, la Plaza del Ayuntamiento, son amplia mayoría.
"Los apostados en la Plaza Tahri deben pensar que la que no quiera ser violada, que no entre en la plaza, por muy reportera que sea", escribe Marisa Soleto, directora de la Fundación Mujeres, en un artículo publicado en el diario El Mundo.
La referencia es genérica pero también se remonta a un caso emblemático ocurrido años atrás con una periodista que sufrió el ataque de una persona visiblemente ebria, que la besó en la boca, mientras su compañero desde el piso bromeaba: "Maribel, no provoques a ese chico, por favor".
Emilia Laura Arias Domínguez, por su parte, opina en una nota titulada "Tetas y toros": "No es la primera vez que escucho barbaridades sobre lo que pasa en la plaza durante el chupinazo. No es casualidad que sea un espacio tan masculinizado. Por algo muchas redactoras que conozco se niegan a hacer directos en la plaza porque han sufrido alguna vez agresiones machistas, incluso delante de las cámaras. Curiosamente, también les tocaron las tetas. ¡Qué obsesión!".
Soleto concluye: "El otro día leí una noticia de un hombre que fue detenido cubierto de excrementos por intentar espiar a mujeres en un baño público desde dentro de una fosa séptica. Los de la Plaza del Ayuntamiento sólo están cubiertos de vino, pero para el caso, de mierda hasta las cejas. Eso no es buen rollo, se lo aseguro".