La isla de la Palma registró este miércoles un sismo de 4,4 grados de magnitud, el más intenso desde el inicio de la erupción del volcán Cumbre Vieja.
Mientras que los indicadores que monitorizan los científicos en el volcán Cumbre Vijea, sobre todo las emisiones de dióxido de azufre, hacen pensar que el final de la erupción no se va a producir ni a corto ni a medio plazo, según ha confirmado un vocero del comité científico del Plan de emergencia volcánica de Canarias (Pevolca), María José Blanco.
El volcán está lanzando una lengua de gases a 3.000 metros de altura con cantidades elevadas de dióxido de azufre, 17.774 toneladas diarias, y esa medida tendría que bajar hasta 100 para pensar que la erupción puede estar cerca de terminar.
Esto lo sostuvo un vocero tras un encuentro en el que ha participado el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que visitó por cuarta vez la isla desde el inicio de la erupción.
Los otros dos parámetros que determinan la energía del sistema volcánico, la deformación del terreno y la sismicidad, también mantienen valores estables con respecto a días anteriores.
Según los últimos datos, la lava ya cubrió 640 hectáreas, afectando a 1.541 casas y de ellas, 1.408 han sido destruidas.
El avance de la lava también obligo a evacuar a 6.400 personas de la isla.
Entretanto, la lava sigue fluyendo por la colada que se abrió al norte de la principal y que hasta el momento se ha llevado por delante un polígono industrial en Los Llanos y ha obligado a evacuar a 800 personas en La Laguna.
El último informe del Departamento de Seguridad Nacional (DSN) señaló que el flujo lávico está variando en las últimas horas como consecuencia del derrumbe del cono del volcán, ocurrido el pasado sábado.
El volcán ha emitido 21.868 toneladas diarias de dióxido de azufre y 1.848 de dióxido de carbono.
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