Este miércoles recordó a Shiri, Ariel y Kfir durante una multitudinaria ceremonia llevada a cabo en Israel en la que además relató cómo enfrentaron el ataque terrorista: “Te pregunté si debíamos ‘luchar o rendirnos’. Dijiste luchar, así que luché”.
En una conmovedora ceremonia celebrada a pocos kilómetros de la Franja de Gaza, Yarden Bibas ofreció este miércoles un desgarrador último adiós a Shiri, su esposa, y a Ariel y Kfir, sus dos pequeños hijos. Los tres ciudadanos argentinos-israelíes fueron secuestrados por Hamás del kibbutz de Nir Oz el 7 de octubre de 2023 y asesinados un mes después durante su cautiverio.
Tras una larga espera de cerca de 16 meses en los que no hubo información oficial sobre qué es lo que había ocurrido con ellos y luego de que Yarden fuera liberado este mes por el grupo terrorista, la semana pasada llegaron a Israel los cadáveres del resto de la familia en dos tandas: primero el de los chicos y luego el de la mujer, en una situación que generó el repudio mundial porque inicialmente habían enviado el cuerpo de otra persona.
“Mi amor. Recuerdo la primera vez que te dije ‘mi amor’. Fue al principio de nuestra relación. Me dijiste que te llamara así sólo si estaba seguro de que te amaba, que no lo dijera a la ligera (...) Shiri, te lo confieso ahora, ya te amaba cuando te dije ‘mi amor’”, enunció Bibas leyendo en hebreo, pero pronunciando en español las dos primeras palabras dirigidas a su esposa.
Con la voz entrecortada por el dolor y acompañado por su hermana Ofri, Yarden siguió su emotivo discurso recordando los primeros encuentros con su mujer ante los cientos de asistentes que se congregaron en suelo israelí para acompañar a la familia: “Shiri, te amo y siempre te amaré. Eres todo para mí. Eres la mejor esposa y madre que podría haber. Shiri, eres mi mejor amiga”.
Durante su intervención, el rehén liberado el pasado 1° de febrero hizo referencia a los trágicos momentos del ataque, compartiendo el último intercambio que pudo tener con su esposa en el cuarto seguro de su hogar: “Te pregunté si debíamos ‘luchar o rendirnos’. Dijiste luchar, así que luché. Shiri, lo siento, no pude protegerlos a todos. Si hubiera sabido lo que sucedería, no habría disparado”.
Bibas lamentó no poder abrazar a sus seres queridos, en lo que describió como un dolor insoportable: “Shiri, esto es lo más cerca que he estado de ti desde el 7 de octubre, y no puedo besarte ni abrazarte, ¡y me está rompiendo!”. Con una kipá naranja en la cabeza, del mismo color que el cabello de su esposa e hijos, el padre de los pequeños asesinados en Gaza expresó: “Shiri, por favor, cuídame... Protégeme de las malas decisiones. Protégeme de las cosas dañinas y protégeme de mí mismo. Guárdame para que no me hunda en la oscuridad. Mishmish, ¡te amo!”.
Al dirigirse a su hijo mayor, Ariel, de 4 años al momento del rapto, Bibas expresó una profunda sensación de culpa: “Chuki, Ariel, tú me convertiste en padre. Nos transformaste en una familia. Me enseñaste lo que realmente importa en la vida y sobre la responsabilidad. Espero que no estés enfadado conmigo por no protegerte adecuadamente y por no estar ahí para ti. Espero que sepas que pensé en ti todos los días, cada minuto”.
Para Kfir, el bebé que tenía apenas 9 meses cuando fue secuestrado, Yarden recordó: “Poopik, Kfir, no pensé que nuestra familia pudiera ser más perfecta, y luego llegaste tú y la hiciste aún más perfecta”. Emocionado, confesó: “Kfir, lamento no haberte protegido mejor, pero necesito que sepas que te amo profundamente y te extraño terriblemente. Extraño mordisquearte y escuchar tu risa. Extraño nuestros juegos matutinos cuando mamá me pedía que te vigilara antes de irme a trabajar. ¡Apreciaba tanto esos pequeños momentos y ahora los extraño más que nunca!”.
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