Asentándose sobre todo en el revés de las hojas, puede tener consecuencias muy malas para las plantas de nuestro jardín, sobre todo en tiempo seco y caluroso. El espolvoreo es quizá mejor que la pulverización líquida
La Tetranychus urticae, una plaga frecuente en los jardines conocida también como araña roja, ácaros rojos, arañitas rojas o insectos ácaros. Se trata de unas arañitas de color rojo y de 0,5 milímetros que apenas se ven a simple vista. Se asientan sobre todo en el revés de las hojas, es decir en su cara de atrás. Si se observa muy de cerca o con una lupa, pueden verse correteando por la hoja. Cuando la plaga comienza a actuar, el síntoma más corriente en las plantas son punteaduras decoloradas y mates y manchas amarillas. Posteriormente se abarquillan, se secan y se caen. Hojas con clorosis y puntitos amarillentos o pardos. Las hojas afectadas presentan una zona amarillenta en el haz que se corresponde con la existencia de colonias en su revés. Cuando hay muchos ácaros atacando las distintas manchas se unen entre sí y llegan a afectar a toda la hoja, que acaba secándose y cayendo. Los daños pueden ser importantes, sobre todo en tiempo seco y caluroso, cuando las arañas se reproducen con rapidez. El ambiente cálido y seco de los pisos favorece su ataque. En ambiente húmedo no se desarrolla, por lo que es muy bueno pulverizar con agua sola. Por eso es una plaga típica de verano, favorecida por el calor y la sequedad del ambiente. De hecho, en un cultivo con riego por aspersión no hay Araña roja. Además debilitan a las plantas al dañar sus hojas, y si el ataque es fuerte puede provocar la caída de éstas (defoliación); afecta la estética por la decoloración de las hojas y la defoliación. Para prevenir su presencia, lo mejor es mojar a menudo el follaje de las plantas pulverizando con agua, con manguera, aspersión o en el caso de plantas de interior, con pulverizador de mano. Si están en macetas, conviene colocarlas en un lugar sombrío y fresco. En el jardín es aconsejable eliminar las malas hierbas y los restos vegetales, ya que sirven de refugio a los ácaros. También hay que prestar especial atención al exceso de abono nitrogenado, que favorece esta plaga. Esto es porque la planta crece mucho y con tejidos muy tiernos que resultan ideales para que sean picadas por este parásito. Los aceites minerales que se aplican en invierno para el control de cochinilla en árboles y arbustos de hoja caduca, también matan muchas arañas rojas que permanecen refugiadas en la corteza, y de esta forma se disminuirá en gran parte su aparición durante el verano. Con relación a los tratamientos químicos, suelen resultar difíciles para su aplicación, porque las arañitas se refugian detrás de las hojas. El espolvoreo es quizás mejor que la pulverización líquida para llegar al revés, gracias a la capacidad de penetración del polvo por todos los recovecos. Si pulverizamos, conviene mojar bien la cara de atrás de las hojas. Si la plaga se presenta en forma continua todos los años, no hay que utilizar el mismo producto acaricida, porque se hace inmune a él. Conviene comprar otro que contenga una materia activa diferente. Hay que vigilar para detectar los primeros focos y tratarlos. Casi siempre es necesario realizar una segunda pulverización a los 10 ó 15 días y si la plaga persiste, repetir. Hay muchas materias activas que se pueden emplear como acaricidas en productos comerciales.

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