Esta vistosa planta cuenta con un gran número de variedades, fruto de un arduo trabajo de hibridación y requiere pocos cuidados. Es perenne y se adapta a un amplio rango de temperaturas, tolerando además heladas
La margarita es originaria de la Cordillera de los Pirineos. Esta vistosa planta se suele utilizar en canteros ubicados a pleno sol o a media sombra. Es una planta perenne, poco ramificada que se adapta a un amplio rango de temperaturas y tolera las heladas.
Popularmente las conocemos por el nombre margaritas, pero en realidad, en la mayoría de los casos se trata de crisantemos (Chrysanthemum). Actualmente, esta especie es cultivada por los floricultores en un gran número de variedades, fruto de un arduo trabajo de hibridación. Y como consecuencia directa, las podemos conseguir en una de las mayores diversidades en colores y formas en sus flores.
El género Chrysanthemum pertenece a la familia Asteraceae y engloba flores de las más antiguas cultivadas. Las hojas pueden ser lobuladas o dentadas, de color variable entre el verde claro y oscuro, recubiertas de un polvillo blanquecino que le da un aspecto grisáceo y casi siempre con un peculiar aroma.
Lo que se conoce como la flor de la margarita es realmente una inflorescencia en capítulo y según su forma las podemos clasificar en diferentes tipos y colores desde los rojos, blancos, rosas, amarillos hasta naranjas, y además en todas sus tonalidades.
La planta se caracteriza por sus grandes y coloridas flores, que suelen tener de 6 a 10 centímetros de diámetro, las centrales son amarillas con las lígulas blancas. Es necesario que prestemos atención al suelo en el cual la cultivaremos, ya que requieren suelos ricos en materia orgánica, sueltos y bien drenados porque no resisten el estancamiento de agua cerca de las raíces.
Entre los cuidados fundamentales que se deben considerar para obtener una buena floración durante la primavera, es necesario suplementar con algún fertilizante equilibrado. Una vez finalizada la floración conviene podar levemente para estimular la aparición de nuevos brotes.
El riego en el verano conviene realizarlo cada 2 o 3 días y en el invierno cada 15. Debemos prestar especial atención a las plagas, ya que es susceptible al ataque de pulgones y caracoles. La margarita se multiplica por semillas en la primavera o por división de matas en la primavera y en el otoño. Podar en otoño puede promover la brotación primaveral.
Las margaritas son un verdadero ícono en nuestros jardines de primavera y verano. La época óptima para plantarlas es en primavera, pero no es la única, también puede plantarse en otoño o verano.
Las opciones para cultivar margaritas son básicamente tres: división de matas, corte directo o siembra desde semillas. La más sencilla y efectiva es la división de matas, para lo cual sólo se necesita acceder a una planta adulta en buen estado de salud. De ella, tomamos una porción que tenga raíces, y un poco de tierra adherida. Luego la plantamos en un sitio que tenga buena tierra, aireada, fértil y liviana, la que conviene regar bien para que se mantenga húmeda, pero evitando los excesos. Además, hay que asegurarse que esté ubicada en un sitio donde goce de buena luz solar.
Es conveniente controlar el crecimiento de las nuevas plantas durante los primeros días, ya que si algún tallo tiene tendencia a crecer un poco torcido conviene enterrar algún tipo de tutor para que enderece rápidamente. Ahora sí: sólo dedicate a elegir qué variedad de margaritas es tu preferida y pon manos a la obra cuanto antes.