Sin renegar de su pasado, hoy come mucho menos carne que años atrás y defiende su tarea en tanto tenga un fin de transformación social y respete el medio ambiente
Martiniano Molina está cambiado. Muchas cosas pasaron en su vida desde aquellos inicios en la televisión donde supo jugar el rol de cocinero-galán, con físico de deportista, y además divertido, en magazines como el de Carmen Barbieri o junto a Mariana Fabbiani.
Tampoco es más el referente obligado en materia de carnes, especialidad que desarrolló en elgourmet.com. Y si bien no reniega de lo que hizo, hoy la vida lo encuentra en otro lugar donde ya no le interesa cocinar por gusto ni por la mera presentación estética del plato. “Cocinar para mí necesita tener, sí o sí, un sentido transformador social, basado en la conciencia de los conceptos del medio ambiente y la ecología”, asegura.
Esto tiene que ver con una transformación paulatina que fue experimentando en su forma de vida y que tiene que ver con la adhesión a los principios de la antroposofía (movimiento creado por Rudolf Steiner) que, según palabras de Martiniano, promueve que “si los seres no tienen una función social, el trabajo que hacen no tiene sentido”.
Como parte de este cambio, el jueves, a las 20.30, estará encabezando una cena solidaria para el Jardín de la Aurora -una institución dedicada a la pedagogía Waldorff (basada en la antroposofía) y de la que es cofundador-, en el Salón Eventos Santa Cruz de Quilmes. El objetivo es recaudar fondos que serán destinados a la infraestructura del edificio de la primaria y a la difusión de esta pedagogía.
“Apoyo esta pedagogía porque toma al hombre como un conjunto conformado entre sentir, pensar y actuar, ligado a su entorno, respetando al ambiente y al prójimo”, explica Martiniano. Esta es la tercera cena benéfica que el chef organiza para este nuevo impulso educativo en Quilmes, la primera escuela de la zona con pedagogía Waldorff abierta a toda la comunidad.
-¿Este cambio tiene que ver también con tu abrupto alejamiento de Cocineros argentinos -Canal 7-?
-Lo que sucedió es que yo intenté difundir esa mirada en el programa. De hecho, hicimos durante un año una huerta y un montón de notas que estaban vinculadas a procesos e impulsos sociales que suceden en todo el país. Hoy no sé si el programa sigue en esa línea, desearía que sí, pero la diferencia que tuve con la productora del programa fue justamente ese lugar.
-¿A qué te referís concretamente?
-Cuando empezó a ir bien el programa, empezaron a venir sponsors con toda una movida comercial con la que yo no coincidía, entonces planteé mi posición y bueno, en algún lugar se tenía que cortar. En este caso se cortó en mí. Yo igual sigo generando proyectos en televisión y pronto estaré haciendo algo en Canal Encuentro. Pero con esta mirada. Ya no me van a ver cocinando sólo por cocinar. A mí me interesa vincular el alimento con la educación y los procesos sociales.
-¿De qué manera se logra eso?
-Ya en Cocineros... mostré bastante eso de la conciencia del alimento, de ser conscientes desde dónde nos alimenta. No es que nos alimenta solamente porque ingresa a la boca, sino que verdaderamente nos alimenta cuando sabemos que ese alimento fue cuidado por gente que realmente cuidó la alimentación futura de los que van a alimentarse con él. No digo que todo lo otro no sea alimento, digo que es un alimento distinto, posiblemente que no tenga esa fuerza.
-¿A qué se debe este cambio en vos, hubo un hecho concreto o fue paulatino?
-El cambio fue una transformación lenta que derivó en haber dejado ciertos trabajos como el programa de Canal 7 (también el de una conocida publicidad que protagonizó), que ya empezaba a generarme problemas porque yo estaba promoviendo productos que no utilizo, ni compro, ni uso para alimentar a mi hija. Entonces, ¿por qué iba a estar así?
-O sea que, por sostener tus convicciones, tuviste que renunciar a la televisión.
-No, yo no estoy haciendo televisión de aire en este momento por diferencias con la productora. Si la productora hubiese cumplido con lo que se había comprometido a respetar conmigo, hoy estaría perfectamente haciendo televisión. Pero ellos no tuvieron las agallas para bancar un programa que no fuese bancado puntualmente por lo comercial. De hecho, por eso fui a la televisión pública, si no me hubiera quedado trabajando en Canal 13, en Telefé o en Canal 9. Hoy me interesa más trabajar en otros proyectos y estoy vinculado con un montón de fundaciones trabajando en pos del verdadero alimento por los niños.
-¿Cómo llegás a esta filosofía?
-Tiene que ver con un camino familiar. Mi vieja era farmacéutica, bioquímica y homeópata. Ella creó un laboratorio homeopático en Quilmes hace 35 años. Ese lugar fue como un centro de luz en el sentido de darle la posibilidad a que se movieran otras medicinas alternativas como la homeopática, la medicina antroposófica o las flores de Bach, que no están reconocidas por el sistema porque al sistema no le conviene, pero que son muy claras y que tienen mucha historia. De ahí creo que fui tomando esa formación.
Marcela Korzeniewski