Es conveniente tener en cuenta que los perros pueden tener dos tipos de dentadura según su edad. Una es caduca, y consta de 28 piezas. La otra es permanente, y es la que tiene 42 dientes. A su vez son clasificados en cuatro tipos diferentes: incisivos, caninos, premolares y molares.
La primera dentadura aparece alrededor de la tercera semana de vida y su desarrollo se completa a las doce semanas aproximadamente. La dentadura permanente empieza a sustituir a la caduca hacia los tres meses y su desarrollo termina alrededor de los siete meses. Según indican los especialistas, es conveniente vigilar durante el cambio de dentadura que su evolución y su sustitución sea la adecuada en los períodos correctos.
Resulta fundamental para preservar la dentadura, la limpieza bucal del perro. Se debe llevar a cabo, al principio con una gasa envuelta alrededor del dedo, con el que se frotará sobre los dientes y encías; posteriormente se realizará como mínimo dos veces por semana, con un cepillo y pasta especial para perros. Este método es puramente preventivo y normalmente lo que se consigue es retrasar la aparición del sarro. Se puede comenzar a hacer como un juego, para que el animal vaya tomando confianza y no se escape en el momento de hacer la limpieza de sus dientes.
Cuando existe alguna enfermedad bucal en el perro, casi siempre, los síntomas son falta de apetito o dificultad para masticar o tragar, además de mal aliento, la salivación excesiva, malestar e intención continua de tocarse la boca.
Si el perro tiene un intenso dolor puede ser recomendable la sedación completa para poder diagnosticar de manera precisa el problema, ya que no será posible hacerle una revisación de manera tranquila.
Uno de los síntomas más frecuentes en el caso de enfermedades bucales es el mal aliento, aunque también un perro diabético o que padece un aumento de la urea en sangre puede presentar halitosis.
Dentro de la multitud de lesiones que afectan la cavidad bucal, una frecuente es que no se eliminen los dientes temporales cuando aparecen los definitivos. Esto provoca que la dentadura definitiva no tenga una perfecta oclusión entre las piezas que la conforman. Si no se actúa a tiempo, eliminando los dientes de leche, se pueden perder piezas de la dentadura permanente.
Además hay que considerar que en la boca habitualmente existen bacterias. Éstas, ante la presencia abundante de restos de comida y minerales propios de la saliva forman la placa que comienza depositándose en la zona del diente más próxima a la encía, para posteriormente invadir las áreas cercanas. Luego esa expansión de la placa bacteriana y su correspondiente mineralización dará lugar al sarro.
La "invasión" provocará la inflamación de la encía, conocida como gingivitis. Sin embargo la expansión del sarro no se queda sólo ahí, también ataca a la corona y a la raíz; al penetrar en la zona del alvéolo dentario y provocar una importante alteración de su estabilidad. Si el problema persiste, dará como resultado la perdida de una, varias o todas las piezas dentales, y eso dependerá de la gravedad del proceso.
No hay que restarle importancia al cuidado de la dentadura del perro, ya que esas patologías pueden agravarse llegando a afectar otras partes del organismo del animal, con consecuencias tan graves como severas complicaciones cardiovasculares.
Aunque no es frecuente en los perros la caries dental se puede dar, sobre todo en piezas dentales que hayan sufrido alguna rotura previa.
Unos 67 mil perros nacen en siete años, como consecuencia de una cruza no responsable. Por eso los especialistas aconsejan contemplar la castración.
-Si dos gatos conviven en la casa, no es conveniente que coman juntos. Los especialistas aconsejan que cada uno debe tener su propio plato. De esta forma se evitarán los zarpazos y mordiscos.
Luego del tratamiento conviene establecer un programa de higiene oral o de profilaxis dental, para reducir la acumulación de placa dental. Por eso resulta de vital importancia ir acostumbrando al perro en forma gradual a los cepillados.
También es beneficioso usar alimentos indicados por el médico, que se fabrican y comercializan para tal fin. En general, la dieta seca origina menor cúmulo de placa que la comida blanda, como así también los "juguetes" masticables como los de cuero los llamados huesos de hilo, son recomendables. Pero hay que evitar los objetos duros que pueden dañar tanto los dientes como los tejidos blandos anexos. Es importante mencionar la existencia de varios factores que predisponen a la gingivitis: edad, forma de la cabeza y patrón oclusivo, tamaño, dieta, respiración a boca abierta, hábitos masticatorios, uremia, hipotiroidismo, pénfigo vulgar, lupus eritematoso. También se pueden producir lesiones traumáticas muy frecuentes, debido principalmente a la afición del perro por jugar con objetos como palos y piedras, ya que son los menos indicados para llevar a cabo esta actividad si se quiere mantener la integridad de sus dientes. Las piezas más expuestas son los caninos y colmillos.
Una enfermedad bucal de carácter genético es el paladar hendido. Existe la posibilidad que desarrollen tumores en la boca y algunos pueden ser malignos. Para combatirlo habrá que realizar un estudio exhaustivo.
Los perros igual que los humanos tienen amígdalas, éstas también se pueden infectar, casi siempre de forma bilateral, pero no suele ser necesario extirparlas, además no se recomienda por ser una barrera defensiva muy importante para ellos.