El gobernador chubutense Mario Das Neves ponía el grito en el cielo al conocerse una asistencia especial de 25.000 millones de pesos del gobierno nacional a la provincia de Buenos Aires. “No empecemos el año así porque nos vamos a enfrentar mal”, advertía el mandatario patagónico. En un año electoral, la provincia de Buenos Aires era para Mauricio Macri un desvelo y desde la Rosada anticipaban que el Presidente pensaba inaugurar “una obra por día” y el territorio bonaerense era donde más cintas pensaba cortar. Amén de ello, la gobernadora María Eugenia Vidal insistía con el tema del Fondo del Conurbano y desde el Senado Miguel Pichetto alertaba sobre “la preocupación de los gobernadores” por el impacto que un eventual fallo de la Corte, adonde Vidal se había dirigido por ese tema, podría tener en las finanzas provinciales.
El Presidente cerraba con los petroleros de Guillermo Pereyra un acuerdo por Vaca Muerta, anticipo del tipo de entendimientos que alentaba “gremio por gremio”.
El jefe de la AFI, Gustavo Arribas, quedaba en el ojo de la tormenta al ser mencionado en el supuesto pago de sobornos del gigante brasileño Odebrecht, mientras el titular del Banco Nación, Carlos Melconian, era desplazado de esa entidad y en su lugar quedaba Javier González Fraga.
A través de un DNU, el gobierno disponía un endurecimiento de los controles migratorios. Previamente, a través de otro decreto, modificaba el régimen de feriados, eliminando los feriados puente, generando reacciones adversas de parte de la oposición. El talón de Aquiles de esa medida fue haber transformado en móvil el 24 de marzo... Tuvo que recular, y en ese trance debió dar marcha atrás también con los feriados del 2 de abril y el 20 de junio. La polémica por el Día de la Memoria tuvo un correlato inesperado cuando el titular de la Aduana Juan José Gómez Centurión se enfrascaba en una polémica por el número de desaparecidos: “No es lo mismo 8 mil verdades que 22 mil mentiras”, señalaba.
Con mucho tiempo de antelación la CGT anunciaba dos movilizaciones para el mes de marzo, la segunda con paro incluido, pero ninguna con fecha determinada.
El gobierno se metía solito en una encerrona al conocerse el acuerdo por el Correo Argentino, que reportaba una suerte de condonación al Grupo Macri por 70 mil millones de pesos. El “Correogate” impactaba de lleno en el Presidente y las encuestas lo graficaban: fue el peor momento de Mauricio Macri en el poder, y para revertir la situación anunció que el acuerdo del Estado con el Correo volvería a “fojas cero”.
Los “errores no forzados” terminaron siendo una constante durante el verano. En plena sesión de Diputados trascendía una modificación de la aplicación de la Ley de Movilidad Jubilatoria y ardía Troya. Terminó salvando los papeles Elisa Carrió, que planteó una cuestión de privilegio contra su propio gobierno y anunció en el recinto que lo había hablado con el Presidente y ello se revertiría. “No nos pueden correr por un error de 20 pesos”, se quejó el vicejefe de Gabinete Mario Quintana, agravando el fastidio.
El general César Milani era detenido en La Rioja por delitos de lesa humanidad.
Mientras el gobierno nacional en general y María Eugenia Vidal en particular buscaban polarizar con el sindicalista Roberto Baradel, los piqueteros copaban las calles y hasta el Presidente instaba a Horacio Rodríguez Larreta a ponerles freno. En ese contexto, la CGT confirmaba finalmente la fecha de su primer paro nacional contra Macri: el 6 de abril, pero como aperitivo realizaba una multitudinaria marcha que tuvieron la cortesía de no dirigir a Plaza de Mayo, sino a las puertas del Ministerio de la Producción. Pero se les terminó desmadrando, pues hubo un desborde inusitado en el que la conducción cegetista tuvo que huir para ponerse a resguardo y hasta les robaron el histórico atril.
El clima de marzo terminaba enrarecido con dos gigantescas manifestaciones que devinieron en furiosas protestas anti-macristas. La primera fue la Marcha Federal docente en reclamo de una paritaria nacional que el gobierno se empecinó en no abrir. Fue en ese contexto en el que el titular de CONADU transparentó su deseo común seguramente a muchos de los presentes: “No queremos que le vaya bien al gobierno; queremos que le vaya mal”. De fondo había carteles que sugerían alternativas del tipo “paritarias o helicóptero”.
El mismo tinte opositor -aun más amplificado- acompañó la marcha por el Día de la Memoria, monopolizada por el kirchnerismo y la izquierda. Todo bajo el repiqueteo constante del cántico “vamos a volver” y alusiones permanentes y de todo tipo al helicóptero que esperaban que más temprano que tarde se llevara a Macri de la Rosada. El Presidente cenaba con Mirtha Legrand, quien muy suelta de cuerpo le dijo: “Ustedes no ven la realidad”, y lo puso en un brete al preguntarle cuánto ganaba un jubilado. El mes terminaba con una buena para el gobierno: Arribas era sobreseído en la causa por supuestas coimas de Odebrecht.
El asedio vivido por el gobierno las últimas semanas generó una sensación de rechazo en una parte de la sociedad. La sobreexposición que tuvo el kirchnerismo en esas manifestaciones generó un efecto de contención en el votante de Cambiemos, que se graficó el 1 de abril, cuando miles de personas salieron a las calles para respaldar la gestión de Macri. Esa movilización marcó un punto de inflexión: a partir de ese respaldo, el Presidente modificó su actitud para retomar el centro de la escena. Si bien se sintió, el paro nacional no pareció dañar al gobierno. Pero amén de la contundencia de la medida de fuerza, en el gobierno se conformaban con ganar la batalla de la opinión pública. Y ahí el taxista Omar Viviani brindó un servicio invalorable, similar al de Hebe de Bonafini el 24 de marzo, con su arenga a “dar vuelta los coches” que no adhirieran al paro.
Atento al “mandato” que creía haber recibido de parte de la ciudadanía en la marcha del 1º de abril, el gobierno parecía decidido a mostrar firmeza frente a situaciones ante las cuales solía mostrarse hasta entonces dubitativo, y la policía desalojaba a gremialistas docentes y activistas que pretendían instalar una “escuela itinerante” frente al Congreso.
Dispuesto a competir en la Ciudad en las elecciones venideras, Martín Lousteau renunciaba como embajador en Estados Unidos. Al día siguiente, el juez Claudio Bonadio procesaba a Cristina, Máximo y Florencia Kirchner en la causa Los Sauces por lavado de dinero. Elisa Carrió confirmaba finalmente que no competiría en la provincia de Buenos Aires, dándose por descontado que encabezaría la nómina oficialista en la Ciudad de Buenos Aires, donde terminó obteniendo un resonante éxito. En medio de una protesta, la residencia de la gobernadora santacruceña Alicia Kirchner era atacada por manifestantes, cuando en su interior estaban la ex presidenta Cristina Kirchner y su nieta.
El presidente Macri visitaba a su par norteamericano Donald Trump en Washington, con resultados muy positivos, al menos en lo formal. Ese mismo mes, Macri viajaba a China, donde se encontraría con su par Xi Jinping. Tras ello, la canciller Susana Malcorra anunciaba su renuncia.
La Corte Suprema declaraba aplicable el 2x1 para casos de lesa humanidad para el caso de un condenado por la represión ilegal, y en una cuestión de profunda sensibilidad, el gobierno volvió a hacer agua. Decididamente perdida la iniciativa en este tema y con la convocatoria de una marcha a Plaza de Mayo por delante, Federico Pinedo mostró que la situación podía revertirse al anticipar un proyecto para acotar el beneficio del 2x1 solo a los represores que estuvieron presos entre 1994 y 2001. Así, el Congreso sirvió como válvula de escape para el oficialismo, que habilitó un debate abierto, sancionándose una ley que estableció que el cómputo del 2x1 no podía ser aplicable para casos de lesa humanidad. Volvía a ser cascoteado Gustavo Arribas, cuya situación volvía a complicarse en el caso Odebrecht. Malas noticias también para la ex presidenta: el juez Bonadio quedaba a cargo de la denuncia de Nisman contra ella por el encubrimiento del atentado a la AMIA.
El dato saliente del cierre de listas para las elecciones era la confirmación de la candidatura de Cristina Fernández de Kirchner a senadora, a través de una agrupación nueva: Unidad Ciudadana. La ex presidenta no le quiso dar la interna a su ex ministro Florencio Randazzo, quien en vísperas del cierre de las listas mantuvo un encuentro con ella en su departamento de Recoleta, donde el hombre de Chivilcoy le advirtió que así, separados, el peronismo iba hacia una derrota.
Sergio Massa confirmaba su alianza con Margarita Stolbizer, bajo el sello 1País.
La Cámara Federal reabría la investigación contra el actual diputado nacional Julio De Vido por presuntas irregularidades en Río Turbio. Su situación daba inicio a una intensa polémica en torno a sus fueros.
Imbuida por un toque “duranbarbista”, Cristina Kirchner iniciaba su campaña buscando mostrarse “abuenada”, pero lo mejor para su campaña era que la economía seguía sin arrancar y las encuestas que le acercaban al gobierno detallaban una pérdida de imagen presidencial. Inquietaba que sucediera tan cerca de las elecciones. Por eso el Presidente dejó de visitar la provincia de Buenos Aires y todo el peso de la campaña en su distrito pasó a ser de María Eugenia Vidal.
El oficialismo fracasaba en su intento de expulsar a Julio De Vido del Congreso por “indignidad moral”. Pero la situación le servía a Cambiemos para reinstalar en un primer plano la discusión sobre la corrupción, a días de las elecciones.
El primer día de ese mes desaparecía el joven tatuador Santiago Maldonado, durante un operativo de Gendarmería contra una protesta mapuche en Chubut. Desde el primer momento la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, dijo que no había indicios de que la Gendarmería hubiera tenido algo que ver en esa desaparición. El caso escalaría hasta límites impensados.
Cerca de las PASO, finalmente los indicadores comenzaban a verificar en cifras un repunte de la economía.
La Cámara Electoral avalaba la impugnación de la precandidatura de Carlos Menem, aunque finalmente sería avalado para competir en La Rioja.
En la semana previa a las PASO, creció el temor en el gobierno a que Santiago Maldonado se transformara en el muerto tan temido. Que su cuerpo apareciera en vísperas de las elecciones. En ese contexto, la oposición hizo un uso político deliberado de esa desaparición. Obsesionados por emparentar al gobierno con una dictadura, los sectores más duros buscaron transformar a Maldonado en “el primer desaparecido de Macri”, y las organizaciones de derechos humanos más cercanas al kirchnerismo no tuvieron reparos en trazar tal similitud. Fue el tenor de la multitudinaria marcha en Plaza de Mayo para reclamar contra el gobierno.
Una semana antes de las elecciones era detenido el cuñado de Julio De Vido, Claudio “Mono” Minnicelli, que llevaba 9 meses prófugo.
Las elecciones primarias mostraron resultados impactantes para Cambiemos, que hasta en la provincia de Buenos Aires parecía haber ganado hasta que una remontada de Cristina Kirchner dejó las cosas en empate técnico, que luego terminaría revelándose como triunfo “pírrico” de la ex presidenta por menos de 30 mil votos. El oficialismo se impuso en CABA, Córdoba y Mendoza. Por poquito no ganó en Santa Fe, pero se impuso en Santa Cruz, Jujuy, Corrientes...
La onda expansiva de la victoria llegó al ámbito judicial, con la suspensión del camarista Eduardo Freiller y el inicio de su juicio político. El mismo día, un fiscal pedía el pase a juicio oral de otra de las causas de Amado Boudou, mientras que el Tribunal Oral Federal Nº 4 de esta Capital fijaba el 27 de septiembre como fecha de inicio del juicio oral contra Julio De Vido por la tragedia de Once. Un mes antes de las elecciones.
Al cumplirse un mes de la desaparición de Santiago Maldonado, se realizaba una masiva marcha a Plaza de Mayo que terminaba con gravísimos incidentes. Habiendo escalado el tema, el gobierno modificaba su estrategia, y su jefe de Gabinete salía a decir que no habría “protección para nadie”, que no permitirían “ningún tipo de encubrimiento” y que irían “a fondo” con la investigación, reclamando avances a la justicia. Para aventar la centralidad de Patricia Bullrich, se subía al escenario al ministro Germán Garavano y al secretario Claudio Avruj, y el Presidente deslizaba por fin su opinión personal, aunque en declaraciones “al paso”. El juez Guido Otranto era cambiado por Gustavo Lleral.
La versión edulcorada de Cristina Kirchner comenzaba su raid mediático concediendo las entrevistas que no había dado en ocho años de gobierno. Y ahí iba dejando títulos en el camino, como cuando negó la responsabilidad del Estado en la tragedia de Once o dijo que no ponía las manos en el fuego por nadie, solo por ella y sus hijos. A propósito, camino al juicio oral por la tragedia de Once, Julio De Vido se estremecía cuando la Cámara Federal ordenaba evaluar su pedido de indagatoria y revocaba la exención de prisión de Roberto Baratta y otros en la causa por Yacimientos Carboníferos Río Turbio. La Gendarmería, cuestionada en el caso Maldonado, confirmaba que la muerte de Alberto Nisman había sido homicidio.
Y en materia judicial, el dirigente de la UOCRA platense Juan Pablo “Pata” Medina era detenido por lavado de dinero, asociación ilícita y extorsión, al cabo de una jornada violenta, con amenazas de “prender fuego a la Provincia”; afortunadamente no terminó en refriega, sino con el gremialista y parte de su familia presos.
Como si estuviera sintonizada con el cronograma electoral, la economía por fin comenzaba a dar señales positivas, y hasta los datos del INDEC anunciaban una baja de la pobreza, aunque el índice de inflación volvía a dar elevado, casi 2%. Ante la Convención de la Cámara Argentina de la Construcción, Mauricio Macri cerraba con un mensaje de fuerte apoyo al sector en el que, dijo, se estaban generando “más de veinte mil puestos de trabajo por mes”.
Las encuestas le daban bien al gobierno para las elecciones generales. En el camino, el radicalismo retenía la provincia de Corrientes. La buena estrella acompañó al gobierno en el Coloquio de IDEA, donde esta vez la oposición ocupó un papel secundario. Los principales dirigentes de Cambiemos fueron las figuras centrales de las tres jornadas: María Eugenia Vidal en la apertura, Marcos Peña el segundo día y Mauricio Macri en el cierre del cónclave al que el kirchnerismo se vanaglorió de ignorar puntillosamente cada año. “El cambio vino para quedarse”, fue la síntesis esbozada allí por el omnipresente jefe de Gabinete.
El juez Bonadio citaba a indagatoria a Cristina Kirchner por la causa impulsada por el fiscal Nisman por encubrimiento del atentado a la AMIA.
La Sala II de la Cámara Federal ordenaba el desafuero y detención de Julio De Vido, todo un emblema del kirchnerismo, por la causa que investigaba la presunta defraudación al Estado en la puesta en marcha de la mina de carbón de Río Turbio. Pero ese mismo día se conoció una noticia conmocionante, que frenó definitivamente la campaña: la aparición del cuerpo de Santiago Maldonado en el río Chubut, justo donde se produjo la refriega entre los gendarmes y la comunidad mapuche el 1 de agosto pasado. Y ya en vísperas de la elección el juez deslizó un dato clave: el cuerpo no presentaba en principio muestras de heridas ni golpes.
Las elecciones finalmente confirmaron el triunfo oficialista que habían anticipado las PASO. Incluida ahora la provincia de Buenos Aires, marcando el final del invicto electoral de CFK. Mauricio Macri emergía claramente fortalecido y en ese contexto daba inicio a una serie de reformas que denominó “el reformismo permanente”.
Pasados los comicios, la Cámara de Diputados aprobaba el desafuero de De Vido y el ex ministro era detenido. Ese mismo día la procuradora general Alejandra Gils Carbó presentaba su renuncia, efectiva a partir del 31 de diciembre.
El fixture de detenciones notables sumaba al ex vicepresidente Amado Boudou, por supuesto enriquecimiento ilícito, y Eduardo Freiler era removido del cargo por supuesto mal desempeño.
Las pericias confirmaban que Santiago Maldonado había muerto ahogado y siempre había estado sumergido en el lugar donde fue hallado. Pero al día siguiente volvía la violencia al Sur: por un disparo de Prefectura moría el joven mapuche Rafael Nahuel, durante un desalojo de tierras en Villa Mascardi.
El Fondo del Conurbano reclamado por María Eugenia Vidal para provincia de Buenos Aires se convertía en el elemento clave para la negociación con los gobernadores, que terminaron firmando un histórico Pacto Fiscal con la Nación, llave para la aprobación de las reformas previsional y tributaria impulsadas por el gobierno nacional. La reforma que se trabó fue la laboral, a instancias de las críticas de Pablo Moyano, que llevaron al bloque liderado por Miguel Pichetto -reducido a partir de su decisión de formar una bancada Justicialista que no incluyera al kirchnerismo duro- a pisar el freno sobre esa norma, más allá de la anuencia cegetista.
Otro de los hechos conmocionantes del año era la desaparición del submarino ARA San Juan, con 44 tripulantes a bordo, que desató una impresionante cruzada internacional de búsqueda contrarreloj, que se fue reduciendo conforme pasó el tiempo sin encontrar la nave.
En vísperas de la asunción de Cristina Kirchner en el Congreso, el juez Bonadio la procesaba con prisión preventiva y pedía su desafuero al Senado, por supuesto encubrimiento de Irán en el atentado. En la causa, eran detenidos Carlos Zannini y Luis D’Elía, como así también Héctor Timerman con prisión domiciliaria.
Días después, el juez Julián Ercolini daba por cierto el asesinato del fiscal Alberto Nisman y procesaba como “partícipe necesario” a Diego Lagomarsino.
El paso apacible que tuvo la ley previsional en el Senado, no se repitió en la Cámara baja, donde el oficialismo trató de apurar el tratamiento al ver que el cambio en la fórmula de movilidad jubilatoria comenzaba a conspirar mediáticamente contra la norma. Pero el día que quiso tratar el proyecto la situación se desmadró dentro y fuera del Congreso, que había sido blindado por personal de Gendarmería. Los incidentes fueron gravísimos fuera del Palacio y también dentro del recinto, donde hubo hasta un incidente con el presidente del Cuerpo, increpado por el kirchnerismo que ponía en duda que se hubiera alcanzado el quórum. La sesión se realizó cuatro días después, en medio de un paro de la CGT y con nuevos incidentes gravísimos fuera del Congreso. La norma pudo ser aprobada al cabo de una tensa sesión de 17 horas. Diputados volvió a sesionar los dos días siguientes para aprobar el resto del paquete de normas.
Al día siguiente de la aprobación del Presupuesto 2018, el gobierno admitía el fracaso parcial de su lucha contra la inflación y modificaba sus metas. El dólar escalaba un 10% en el mes.