La amistad es un rasgo distintivo de los seres humanos. Los lazos positivos y duraderos son imprescindibles para nuestro bienestar ya que afectan a las funciones psicológicas, fisiológicas y de comportamiento. Los vínculos sociales que proporcionan un sentido de pertenencia nos protegen contra los sentimientos de soledad, depresión e, incluso, ansiedad. Tanto es así que la presencia de seres queridos puede alterar la respuesta del cerebro a situaciones amenazantes.
Investigaciones demostraron que las regiones neurales asociadas con el procesamiento de una amenaza fueron significativamente menos activas cuando los participantes tenían la mano tomada a una persona cercana afectivamente. Es decir, cuando nuestros seres queridos están cerca, somos menos propensos a activar estructuras cerebrales que regulan nuestra respuesta hormonal al estrés. Esto puede plantearse de manera más sencilla. Imaginemos a dos personas distintas que caminan por la vida y le hacen frente a diversos factores de estrés. Uno de los dos tiene pocos amigos, y la percepción es que debe atravesar las situaciones estresantes por sí solo. El otro sabe que sus amigos le cubren la espalda. En cada amenaza, la persona con pocos amigos puede experimentar reacciones de estrés elevado en comparación a la otra.
También se analizó qué nos sucede a nivel cerebral cuando un amigo es amenazado por un extraño. Los cerebros de los participantes respondieron a las amenazas hacia ellos y a las amenazas a un amigo cercano de una manera muy similar. Estos datos sugieren algo muy importante acerca de la amistad: se evidencia una confusión entre uno mismo y un amigo en la forma en que el cerebro procesa la amenaza a ambos. Nuestra identidad incluye a las personas cercanas afectivamente.
Muchas de las funciones del cerebro están involucradas en permitirnos tener interacciones humanas sanas. Una de esas funciones es la empatía. La empatía nos permite entender y responder a las experiencias emocionales de los demás. Estamos predeterminados a empatizar ya que, como dijimos, asociamos estrechamente a las personas cercanas con nosotros mismos. Cuando desarrollamos amistades, y contamos con gente en la que podemos confiar, nuestros recursos se expanden.
Mañana es un Día del Amigo muy especial porque, muchos de nosotros, todavía no podemos reunirnos para celebrar. Sin embargo, no tenemos que perder la oportunidad de saludarnos a la distancia. Es gracias a nuestros afectos que podremos salir adelante. Les deseo un muy feliz día.