La noche en que en la Cámara de Diputados se estaba desarrollando una de las sesiones más extensas de los últimos años, sobre la controvertida reforma judicial, y mientras frente al Congreso se mantenía una nutrida manifestación contraria a los proyectos oficiales, la Presidenta de la Nación se mantuvo muy atenta a lo que allí ocurría, pero mientras tanto recibió en la Casa de Gobierno a un grupo de jóvenes. Pedro Robledo, el joven gay que fue golpeado semanas atrás en una fiesta en San Isidro por su condición sexual -quien concurrió junto a su pareja-, y Demián Martínez Naya, otro muchacho que fue agredido en el Congreso durante la manifestación del 18A.
Ellos fueron los que luego se encargaron de difundir detalles de la reunión, y la Presidenta se ocupó más tarde de referirse a ese encuentro durante la mayor parte de los más de un centenar de tuits que escribió durante el fin de semana en su cuenta.

Se sabe que la Presidenta hace un culto de los simbolismos y ese fue el objetivo de ese encuentro en el que buscó mostrarse plural -sus invitados eran militantes del PRO-, atenta a las preocupaciones de los jóvenes -sector al que el kirchnerismo aspira a representar -, sensible a las agresiones de los intolerantes -sobre todo si las mismas tienen lugar en una manifestación contraria al gobierno-, y despreocupada por las imputaciones que desde la oposición se descargaban en ese mismo momento contra el oficialismo por el tenor de la reforma judicial que se debatía.

Fue la mejor manera que encontró de capear un temporal desatado en una semana bastante adversa para el gobierno, y en cierta medida rindió los frutos esperados. El tiempo insumido en los medios en hablar de eso, se le quitó a cuestiones negativas.

Lo mismo sucedió con otro detalle que atrajo la atención y se mantendrá por un buen tiempo. No obedeció a una incontinencia que pueda padecer Cristina de Kirchner cuando se sienta a escribir en las redes sociales, la mención que hizo de la que definió como su serie favorita, Game of Thrones. Lo hizo promediando la tarde del domingo, cuando revelaba más detalles de su reunión de la noche del miércoles anterior. "Pedro (Robledo) estaba fascinado porque soy fanática de la serie 'Games of Thrones'. Me encanta", tuiteó Cristina, para contar luego que le había pedido a "los de DirecTV" si podían traerle la tercera temporada -imposible, pues se difunde aquí simultáneamente con Estados Unidos-. Un poco más tarde, a la misma hora en que se iniciaría un nuevo capítulo de "su serie", miles de televidentes se sentarían a ver una nueva emisión de Periodismo Para Todos, el programa de Jorge Lanata que desde la reanudación de su ciclo, hace tres semanas, viene detallando una trama de lavado de dinero que salpica los cimientos del gobierno nacional.

Cristina quiso mostrar que le interesa más la trama de la cautivante serie que emite HBO, que las revelaciones del denostado Lanata. No es que sea o no cierto, pero es lo que se quiso simbolizar.

Cristina hizo más que una mención tangencial de la serie basada en la saga "Canción de hielo y fuego", del escritor George R. R. Martin, que muestra un mundo imaginario, que podría ser situado en nuestra Edad Media, compuesto por siete reinos que gobierna un joven rey malvado, que libra una interminable guerra con al menos otros dos aspirantes a su trono. Al detallar su afición por esa serie que muestra sobre todo una compleja trama política, la Presidenta comentó que su personaje favorito es "la Madre de Dragones". Otro simbolismo.

Cristina hablaba de Daenerys Targaryen, heredera natural del trono, que en el otro lado del mundo se ha impuesto por sobre todos los infortunios y avanza con un ejército formado por esclavos a los que ella compró e inmediatamente después liberó, concediéndoles la posibilidad de irse o pelear por ella como "hombres libres". Viuda de un poderoso guerrero que murió defendiendo su honor, "la Khaleesi" -cargo que obtuvo a partir de su boda- es venerada por quienes la conocen y sirven con devota fidelidad.

Si bien se sabe que se trata de un personaje central de la historia, la mayor parte de la trama no pasa por las peripecias de la Madre de Dragones, y los jefes de los ejércitos que se disputan el poder ni siquiera tienen en cuenta como futura adversaria a esa bella heredera a la que le asiste la razón para cimentar sus aspiraciones, y que se muestra como quien podría ser la más noble gobernante. Más allá de su apariencia frágil, exhibe muestras de firmeza y audacia extremas, como cuando al final de la primera temporada se introdujo en una pira y amaneció viva y rodeada por tres dragones recién nacidos.

"No vuelvan a contradecirme en público", les había advertido a sus dos colaboradores más cercanos en el último capítulo que vio Cristina antes de hacer su comentario. Y Daenerys Targaryen demostraría una vez más estar en lo cierto.

Cualquiera está en la libertad de trazar el paralelismo que guste, pero está claro que en este terreno de los simbolismos, CFK no habló sólo del personaje que más le gustaba, sino aquel con el que más se siente identificado.

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