Yanina Noguera es comisario de la Policía de la Ciudad y comanda la División Unidad Táctica de Pacificación II, en el barrio Zavaleta. Es la primera mujer en ejercer ese cargo en el lugar.

Cuando Yanina Noguera camina, se adueña de la escena. Ella atrae miradas atentas y curiosas, aunque también están los que la esquivan. Lo seguro es que su presencia no le resulta indiferente a nadie.

En el primer piso de la comisaría hay cuatro mesas cubiertas por un largo mantel azul, platos con sánguches de jamón y queso y medialunas, vasos con jugo y tazas de café o té. En una punta, la anfitriona, comisario Yanina Noguera, y a sus costados, más de una docena de oficiales de la Policía de la Ciudad.

Son las diez de la mañana y todos están compartiendo lo que la Jefa define como un desayuno de camaradería. Detalla que lo hacen una vez por mes como una buena manera de reconocer el trabajo de todos, lo cual deriva en una mejor labor en la calle.

A su derecha están los oficiales que participaron en una intervención en la que incautaron más de 155 kilos de marihuana. "Estaban realizando controles y ordenaron detener la marcha de un vehículo, que no frenó y continuó huyendo por el interior del barrio hasta que lograron darle alcance e incautar esa cantidad de droga", narra Noguera.

Ella es la Jefa de la División Unidad Táctica de Pacificación de Barrios II, una dependencia de la Policía de la Ciudad dedicada casi exclusivamente al control operativo del Barrio Zavaleta, adonde arribó en agosto de este año después de su paso por el Rodrigo Bueno.

Es la primera mujer en ejercer ese cargo en el Zavaleta. "Sentí que fue un desafío enorme. Ser la primera mujer como jefa es una oportunidad que tengo para demostrar que nosotras podemos llegar a los puestos de liderazgo y cumplir la función correctamente", afirma la comisario. Y agrega: "Muchas veces recibo palabras hermosas de las chicas policías. Me dicen que están orgullosas de mí, que les gustaría llegar a una función alta como me pasó a mí. Yo les digo que todos tenemos la oportunidad, sean hombres o mujeres, de llegar a altos cargos. Lo importante acá es capacitarse para la función que van a ejercer".

"Elegí ser policía desde muy chica porque siento una profunda vocación de servicio hacia los demás", cuenta. Egresó a sus 20 años y, como todavía no existía la Policía de la Ciudad, inició su camino profesional en la División de Suboficiales y Agentes de la Federal. "En ese momento, el personal femenino era escalafón de apoyo. Después se hicieron cambios institucionales y entonces empezamos a cumplir funciones operativas como el resto de los compañeros", explica Noguera.

"Era muy joven cuando ingresé a la fuerza y sentía en parte la protección de mis compañeros. Me acompañaban y me ayudaban para que aprendiera todo lo que necesitaba para desarrollar mi función", expresa la comisario, que enumera de memoria todas las dependencias en las que estuvo. También fue Jefa en el Barrio Rodrigo Bueno, paso que calificó como positivo: "El barrio está urbanizado y la gente tiene buena respuesta con la Policía".

"Mi familia siempre está acompañándome y la verdad es que me siento muy contenida", apunta Noguera. Ella es madre de tres hijos quienes, a veces, le dicen que tienen miedo y le piden que se cuide. Cuando eso sucede, la Jefa les transmite tranquilidad: "Trato de que sepan que yo voy a trabajar y voy a hacer lo que tengo que hacer. Creo que nací para eso, entonces lo tengo en la sangre", sostiene.

A pesar de comandar una dependencia en uno de los barrios más conflictivos de la Ciudad, Noguera no tiene miedo. Al contrario: lleva la determinación en la mirada.

Sin embargo, una vez quedó ella junto con sus colegas en medio de un enfrentamiento armado entre dos grupos en el Barrio Mitre. Uno de sus compañeros resultó gravemente herido y debió ser trasladado de urgencia: "Fue realmente una lluvia de balas y una situación muy difícil, pero obviamente vos tenés que luchar contra un montón de sentimientos que te impulsan a tomar mejores decisiones".

"El Barrio Zavaleta está controlado", asegura. "Desde que llegó la Policía de la Ciudad cambiaron muchas cosas: la visión hacia la fuerza, la prevención que se realiza en el barrio patrullando de a pie, con los diferentes móviles que tenemos, con la colaboración de los sistemas de cámaras. Podemos llegar a decir que acá tenemos una buena reacción", continúa.

Noguera indica que los vecinos tienen una devolución positiva para con los oficiales: "Están contentos porque se nota la presencia policial, la prevención. Cuando los chicos van a la escuela y salen de la escuela pueden ir tranquilos".

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