Ironías o no del destino, el hecho trágico ocurrió durante la madrugada del Día de los Enamorados. San Valentín les arrojó una mala flecha a los protagonistas. 'Alicia se mató, Alicia se murió', sólo logró decir Carlos Monzón aquella madrugada del 14 de febrero de 1988 después de matar a su mujer, Alicia Muñíz.
Ya habían discutido a los gritos frente a testigos. Según reconstruyó DIARIO POPULAR en las horas inmediatas al hecho, Monzón y Alicia -que estaban separados desde 1984 pero no dejaban de verse- habían acudido al cumpleaños de Sergio Velazco Ferrero en el Torreón del Monje.
Allí, el ex campeón del mundo saludó efusivamente a las rumberas, las acompañantes del guitarrista Carlos García. Ese gesto habría sido uno de los detonantes de la discusión posterior que terminó en tragedia.
A las 6.05, Múñiz era arrojada desde el balcón de la casa que el matrimonio tenía en La Florida, un elegante barrio de la ciudad Mar del Plata.
Según se pudo reconstruir durante el mediático juicio, el boxeador apretó el cuello de la mujer hasta dejarla inconsciente y luego la tiró al vacío; caída que le provocó múltiples fracturas en el cráneo. Monzón siempre lo negó. Pero no contaba con un testigo indiscreto que pudo ver todo lo ocurrido a través de los arbustos que rodeaban la casa y que a partir de ese día pasó a ser un personaje notorio: el cartonero Báez, cuyo testimonio fue determinante para la condena.
El 3 de julio de 1989, un tribunal lo condenó a once años de prisión por homicidio. En sus fundamentos, los jueces destacaron la ingesta de alcohol de Monzón que, si bien no le sirvió de excusa, fue usado como atenuante. 'Ella fue para mí algo increíble, ninguna otra mujer podrá marcar a fuego mi corazón como ella lo hizo durante los años que estuvimos juntos', llegó a decir Monzón sobre Alicia.
Fruto de este matrimonio nació Maximiliano, que tenía 6 años cuando se produjo la tragedia, y compartía el cuarto aquella madrugada con otro niño, de diez años, hijo de Adrián Facha Martel, con quien el boxeador compartió las horas previas al asesinato.
'No mató fríamente; fue influido por las circunstancias', dictaminaron los jueces. 'Pero actuó con plena conciencia de la criminalidad de sus actos', añadieron. Al juzgar probada 'la presión ejercida sobre el cuello y la proyección intencional del cuerpo de la víctima dirigida a la muerte de la misma', los jueces advierten que, 'más que olvido, existe ocultación de circunstancias comprometedoras' en su declaración y acusan a Monzón de 'pergeñar una historia increíble'.
Carlos Monzón murió el 8 de enero de 1995 al volcar con su auto en la ruta Nº 1, cerca de la localidad de Santa Rosa de Calchines, a unos 35 kilómetros de Santa Fe cuando regresaba a la cárcel de Las Flores, donde permanecía detenido, y donde por buen comportamiento gozaba del beneficio de las salidas transitorias para salir los fines de semana.
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