De acuerdo con la mirada de un especialista, reclutan chidos y adultos mayores para la venta de drogas. Pueden recaudar desde 50.000 hasta 150.000 pesos por día.
Un momento de extrema tensión se vivió en el barrio de Constitución el miércoles pasado, cuando un comerciante realizó varios disparos con un arma de fuego al ver cómo vendían droga en la puerta de su negocio, en un hecho que no es un episodio aislado. Se calcula que hay unos dos millones de vendedores de estupefacientes en el país.
"Los grupos delictivos y mafiosos dedicados a la producción, tráfico y comercialización de drogas requieren de vendedores. Funciona así en todo el mundo. Aquí no es la excepción, por lo que cada vez más personas se suman al negocio, tenemos un problema enorme. Registramos casos de chicos de 15 años vendiendo, con ganancias diarias de 50.000 pesos y adultos que pueden recaudar un promedio de 150.000 por día", señaló Claudio Izaguirre, titular de Asociación Antidrogas de la República Argentina.
El hecho descripto al comienzo ocurrió este miércoles pasado el mediodía, en la intersección de las calles Constitución y Santiago del Estero, que quedaron valladas por un patrullero y efectivos de la Policía de la Ciudad. El comerciante habría lanzado no menos de cinco disparos con un arma calibre 22 corta.
"Los narcos requieren vendedores, mulas para transportar y personas para embolsar o custodiar. Es una enorme industria", aseguró Izaguirre.
La situación en el Conurbano también es complicada con los vendedores de drogas. Esta semana, vecinos de Ciudad Evita denunciaron a un vendedor de drogas que "trabaja" sentado en una esquina, ubicada en la calle Antonio Berni y la colectora de Camino Cintura.
"El dealer se sienta tranquilo, mientras los compradores desfilan. Obviamente acordó ese punto de encuentro previamente con sus clientes. En el barrio estamos sorprendidos porque el vendedor opera con absoluta impunidad a plena luz del día y por otro lado es impresionante la cantidad de gente de todas las edades que llegan a buscar las dosis. Está a pocos metros de la estación ferroviaria Mendeville, así que muchos llegan incluso en tren. Increíble", contó uno de los vecinos.
Según el experto Izaguirre, "se ha perdido el miedo a la comercialización de drogas por las dificultades que tienen las fuerzas de seguridad en llegar a un vendedor, porque se necesita la orden judicial para poder hacer un allanamiento o detenciones".