Un ciudadano chino radicado en la Argentina denunció hace dos años el secuestro de su novia, por el que le pedían 30 mil pesos, y eso fue el puntapié para el comienzo de una investigación que terminó con el descubrimiento de una red de trata de personas que ingresaba ciudadanos chinos en el país y los entregaba en supermercados a cambio de 15 mil pesos.
Detectives de la División Antisecuestros de la Policía Federal rescataron a 13 víctimas que hacían trabajo esclavo en supermercados chinos y detuvo a diez sospechosos, entre los que estaría el jefe de la organización criminal, informó el diario La Nación.
"Las víctimas eran obligadas a trabajar más de 12 horas por día, sin francos, con un sueldo muy bajo y sin tener la posibilidad de comunicarse con sus familiares en China", explicó un jefe policial.
Después de la denuncia presentada en la comisaría 53a., la causa quedó a cargo del juez federal Sergio Torres y del fiscal del mismo fuero Carlos Stornelli, que dieron intervención a la División Antisecuestros de la Policía Federal, que pudo liberar a la novia del denunciante.
Los detectives descubrieron que la mujer había sido capturada antes de que el ómnibus donde viajaba desde Paraguay llegara a la terminal de Retiro.
"En China había un eslabón de la banda que se encargaba de captar a las potenciales víctimas. Los convencía con la promesa de un buen trabajo con un salario muy bien remunerado y la posibilidad de obtener rápidamente la ciudadanía argentina", detalló un detective policial.
Desde China no viajaban sólo a la Argentina, sino que las víctimas también eran llevadas a Brasil y a Paraguay.
"Los ciudadanos que eran llevados a Paraguay lo hacían como escala previa a la Argentina. Ingresaban en nuestro país ilegalmente por la ciudad de Itatí, allí los subían a un ómnibus hasta la ciudad de Rosario, donde eran cambiados a otros colectivos que los llevaba hasta terminal de Retiro, donde eran esperados por la organización criminal. Algunas víctimas llegaron a la ciudad de Buenos Aires en autos particulares desde Itatí o Rosario", explicaron fuentes de la investigación.
Entre Paraguay e Itatí operaba otra eslabón de la banda, cuyos integrantes fueron bautizados por los investigadores como "pasadores".
Una vez que estaban en la ciudad de Buenos Aires eran trasladados a un supermercado chino situado en el barrio de Mataderos, coordinado por el jefe de la red de trata.
"Desde Mataderos eran llevados a supermercados en el microcentro porteño, en Lomas de Zamora y en Avellaneda, a cambio de 15.000 pesos", sostuvo un jefe policial.
"De los diez sospechosos detenidos, siete son ciudadanos chinos, entre los que se encontraba el jefe de la organización y otros tres son argentinos", informaron.