El psiquiatra forense y la psicóloga que actúan como perito de parte de la defensa de Fernando Farré en la causa por el femicidio de su esposa, Claudia Schaefer, apuntaron este viernes a la inimputabilidad del acusado, al asegurar que no pudo comprender lo que hacía al momento del ataque porque estaba en un “trance hipnótico de anestesia emocional”.
“En términos psiquiátricos, no pudo comprender lo que estaba haciendo, estaba en otro lugar”, manifestó el psiquiatra forense Enrique De Rosa al declarar ante el juez del Tribunal Oral Criminal 2 de San Isidro Esteban Andrejín, que lleva adelante el juicio por jurados a Farré.
En coincidencia, la psicóloga que también entrevistó al acusado tras el crimen y que actuó como perito de parte, Karina Levchuk, manifestó que Farré “es un irregulado emocional” y que “se podría haber matado tranquilamente, estaba preso de la ira.”
Por su parte De Rosa, consideró que una persona “con esa capacidad intelectual no puede cometer un crimen de esa torpeza”, lo que demuestra que “estaba disociado por su estructura narcisista”.
Con tecnicismos, ambos peritos respaldaron la estrategia defensista que apunta a que Farré sea declarado inimputable del femicidio de Schaefer.
“Farré presentaba una patología traumática pero no psicótica, no es un loco ni un retrasado mental sino que se habría encontrado en un estado mental que no le permitía comprender la naturaleza del hecho”, expresó De Rosa en base a las entrevistas que mantuvo con el acusado tras el hecho.
El psiquiatra aseguró que Farré tenía una “despersonalización que lo hacía no percibir la realidad ni a sí mismo” y, como ejemplo, recordó que en una entrevista el acusado le dijo que en el momento antes de cometer el crimen vio a su mujer con una “figura cambiada”, con “un tamaño diferente”.
Las apreciaciones de ambos testigos se contraponen con las de los peritos oficiales que analizaron psiquiátrica y psicológicamente a Farré y que ayer ratificaron sus conclusiones respecto a que el día del hecho el imputado pudo comprender la criminalidad de sus actos y dirigir sus acciones, que actuó como consecuencia de una "herida narcisista" y que nada les dijo durante las entrevistas sobre que mató a su esposa por una infidelidad de ella.
Las psiquiatras Liliana Varela y Ana María Harlap concluyeron en su informe que "la conducta homicida respondió a una etapa reflexiva por parte del victimario y reconoce un ánimo preexistente de malestar, ira, celos o resentimiento que actuó persistentemente sobre su personalidad y que culminó en la descarga motora delictiva”.
En su pericia psicológica, las licenciadas Adela Ahuad y Silvina Alberino afirmaron que Farré “interpretó la denuncia de violencia de la víctima, el establecimiento del perímetro de exclusión del hogar y el retiro de sus pertenencias del domicilio conyugal como una vejación y provocación, habiéndolo vivido como una emboscada y una revancha por parte de su esposa”.