Los investigadores del presunto parricidio de Vicente López lograron descargar de los celulares de las víctimas una serie de mensajes de texto y audio del chat de WhatsApp que tenían con su hijo hoy detenido e imputado por el doble homicidio, en los que para la fiscalía queda claro que al menos desde dos semanas antes del hecho el acusado les mentía con una mudanza que nunca iba a suceder.
En algunos de esos chats, el imputado Martín Del Río habla sobre la empresa mudadora que iba a retirar las cajas embaladas por sus padres en la casa de Vicente López y sobre las supuestas dilaciones que surgían para hacer la mudanza al departamento que supuestamente había comprado en el edificio Chateau Libertador de Núñez, poniendo como excusa a un funcionario de la embajada de Tailandia que iba a ocuparlo transitoriamente.
“Parece el cuento de Caperucita” o "no podemos irnos a otra semana", fueron algunos de los reclamos que el padre le realizó al hijo en los días previos al crimen, cuando advertía que la mudanza se demoraba.
Sin embargo, fuentes judiciales revelaron que los fiscales de Vicente López a cargo de la causa, Martín Gómez, Alejandro Musso y Marcela Semería, ya confirmaron que nadie de la mudadora “Verga Hermanos”, mencionada por el imputado, ni de la embajada de Tailandia, se contactó con las víctimas o con el hoy detenido, en relación a hacer una mudanza.
En el primer mensaje de voz, Martín parece mantener una conversación normal con su padre, no hay señales de nada fuera de lo normal. Ese audio decía: “¿Qué hacés papuchi? Si, ya lo vi también. Mañana temprano empezamos a presionar con eso. Apenas hoy se vayan hoy las chicas y mañana temprano arranco con eso. Me vine hasta acá, hasta la cerrajería, después te llamo, a ver si puedo solucionar esto de la cerradura”.
"¿Qué hacés, papuchi? Estoy en camino", dijo en el segundo audio. "¿Qué hacés, papuchi? No, no, ya estoy yendo. No, ahora en un ratito estoy por lo de Raúl. Después te cuento", fue lo que le envió en el tercer mensaje de voz.
Todos los audios fueron agregados por los fiscales Marcela Semería, Alejandro Musso y Martín Gómez, a los expedientes de la causa.
Entre otras de las pruebas que incriminan a Martín se presentaron videos que serían la prueba de que el parricida habría tenido todo muy bien planificado.