Desde la ventana de su casa, Analía vio cómo los "hinchas" se subían al techo de su Fiat 147 y empezaban a saltar. Lo destruyeron. ¿Por qué? Porque sí. "Era rogar que no ingresen a mi casa", expresa la docente que vivió en vivo y en directo el horror de que 8, 10 tipos le destrocen su auto.
"No estamos en contra del fútbol, pero no queremos esta violencia", aclara. Después del episodio del auto, varios de los violentos comenzaron a sacudir las rejas de su casa. No lograron entrar, por suerte.
Cada vez que en el "Ciudad de Laferrere" (el estadio del club que milita en la Primera C, ubicado en Magnasco y Rodney, Laferrere) los vecinos se encierran en sus casas. "Yo a veces opto por irme", cuenta Analía, quien vive allí, cerquita de la cancha, desde "toda la vida".
Un poco más allá, otra mujer agrega que enfrente del estadio hay una escuela, donde, cada vez que juega "El Villero", las clases se suspenden. "Una vez hubo tiros y hubo que sacar a los chicos corriendo y escondernos", detalla. A ella, el hijo le advirtió del horror de este lunes. "Nos empezaron a arder los ojos porque había gases. Había personas que se querían meter en mi casa para lavarse los ojos. Pero nosotros no podemos arriesgarnos, estábamos con chicos", agregó. El susto mayor fue porque la hija se había ido a hacer un mandado y se tuvo que quedar una hora y media en un negocio, encerrada.
"Fue un momento feo, más que nada para la gente que estaba con chicos y para los vecinos que sufrieron daños", cuenta un hincha que vivió todo desde adentro de la cancha. "Cuando salí, no entendía nada: volaban cosas para todos lados, gente asustada, tiros...", relata. "Acá en Laferrere todo es predecible, todo puede pasar y no solamente cuando juega Laferrere, acá se vive una violencia absoluta", acota.
Las palabras se repiten en cada testimonio. "Nosotros vivimos encerrados cuando hay partido", agrega otra vecina. "Miramos por la ventana cuando hay disturbios, no podés hacer más nada, no podés salir", destaca. "Ayer fue tremendo, nos efectó más de cerca, se subieron al auto, lo rompieron todo", expresa.
Muchos de los vecinos piden hace años que el estadio se mude a otro lado, hablan con la comisión directiva... ya no saben cómo actuar, qué hacer.
"Cada vez que hay partido, es una batalla campal", cuenta otra mujer, quien una vez sufrió un hecho espantoso: "Se metieron diez en el techo, se cayó el techo. Me tiraron todo abajo, yo estaba con un ataque de nervios".