Las cápsulas del antitusígeno de alto poder adictivo eran vendidas en forma individual.
Policiales
Falsificaban recetas para
venderles opiáceo a jóvenes
Una profunda tarea de fiscalización dejó al descubierto una maniobra ejecutada por dos sujetos que compraban con formularios adulterados un fármaco que luego comercializaban por su lado como sustancia adictiva.
L as actividades de dos sujetos que utilizando recetarios apócrifos compraban en farmacias de toda la provincia un antitusígeno elaborado a base de opiáceos que después comercializaban como droga entre jóvenes en la ciudad de Buenos Aires, fueron desbaratadas tras un minucioso trabajo de fiscalización de parte de las autoridades sanitarias bonaerenses que dejaron al descubierto como el uso “por izquierda” de esa especialidad medicinal nutre el mercado ilegal de las sustancias adictivas. El hecho, en realidad la sucesión de episodios que dieron como resultado la detención de los dos sujetos -uno de ellos un octogenario- fue dado a conocer por el Colegio de Farmacéuticos de la Provincia de Buenos Aires, entidad que había advertido de las maniobras de falsificación de recetarios relacionadas con compras de un producto específico, el Aseptobrón Unicap, detectadas en en farmacias de distintos puntos del territorio provincial. El punto crítico de la maniobra, además de las características fraudulentas que imponía el empleo de recetarios falsos del mismo tipo de los que obliga a utilizar el Ministerio de Salud Pública de la Provincia, era el destino final que tenían las adquisiciones con las cajas de ese antitusígeno elaborado con hidrocodeinona, una droga del tipo de las opiáceas que terminaba siendo ofrecida en la noche porteña a jóvenes como una droga más.
En realidad el consumo de este fármaco como una droga no es un tema nuevo y de hecho, en los centros toxicología de Capital Federal y Provincia se lo tiene ubicado como uno de los específicos de uso medicinal que se vuelcan hacia la adicción por el proceder inescrupuloso de quienes abastecen un mercado ilegal. De hecho, los detenidos en San Nicolás desarmaban los blisters de la medicación ilegalmente adquirida para comercializar cada cápsula a más del 40 por ciento del valor total de las 15 unidades con que se expende el medicamento. “El Aseptobrón Unicap que toman muchos ancianos para combatir la tos crónica es consumido por los jóvenes como una droga” disparó el titular de la Asociación Antidrogas de la República Argentina (AARA), Claudio Izaguirre, un uso que a su modo de ver “hace años que tiene lugar en la ciudad” donde constituye un recurso más de los que en la jerga del narcótico son catalogados como “pastilleros”.
El problema es la cantidad Izaguirre precisó a DIARIO POPULAR que el problema es “cuando se consume más de una pastilla” porque el componente de la medicación “es altamente adictivo” porque pertenecer al rubro de las opiáceas que obliga a sus consumidores “a tener plata para conseguirla” y proveedores con acceso “a las recetas que exige el farmacéutico que lo expende”. Justamente el tema de las recetas fue lo que permitió detectar la maniobra ilegal cuyo punto final fue una farmacia en San Nicolás. Isabel Reinoso, la presidente del Colegio de Farmacéuticos de la Provincia señaló que “distintas compras de ese fármaco realizadas con formularios oficiales falsificados no alertaron de la situación” que se extendía desde La Plata hasta Mercedes pasando por Berazategui. Reinoso explicó a este diario que la falsificación del formulario rosado estaba muy bien hecha y pasaba desapercibida para los farmacéuticos, no así para el personal del ministerios encargado de fiscalizar las ventas bajo receta que observaron las diferencias en el papel y el sello de agua del recetario. Además, la falsificación sumaba la utilización de la firma y matrícula de un médico neumonólogo jubilado que ignoraba absolutamente que su nombre era parte del fraude.
La falsificación “ muy bien hecha”, como afirmó Reinoso, tenía continuidad tras la adquisición del medicamento con su ubicación en el mercado de la noche de la ciudad donde el producto se fraccionaba para su venta por unidad en lo que encuadraba, como ha surgido hasta el momento por los datos recabados tras la detención de los dos sujetos, en una iniciativa particular. “Ahora hay dos narcos fuera de acción, porque quien trafica con un fármaco pero explotándolo como un droga, merece esa calificación”, sentenció Izaguirre.