El domingo pasado, Ana Lía estaba reunida con sus nietos, disfrutando de la noche en familia cuando escuchó el disparo. Sin dudarlo, bajó con una toalla y le hizo a Christoffer un toniquete.

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Morón: a los cuchillazos en pleno centro

Cuando la ambulancia llegó a la esquina de Tacuarí y Venezuela, los médicos felicitaron a la mujer y le explicaron que si ella no hacía eso, Christoffer podría haber muerto desangrado por la grave hemorragia.

Ana Lía acompañó a Christoffer y a su novia al Hospital Argerich y se quedó allí todo el tiempo. Supo que esa herida le había costado la pierna al joven sueco, por eso les a pedirles perdón en nombre de todos los argentinos.

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