Desde este lunes, el empresario Fernando Farré comenzará a ser juzgado por el femicidio de su esposa, Claudia Schaefer, cometido hace dos años, cuando la degolló y le aplicó 74 puñaladas en una casa del country Martindale de Pilar.
El proceso se desarrollará, bajo la modalidad de Juicio por Jurados, en el que se deberá definir si será condenado, le correspondería la prisión perpetua, si actuó bajo un estado de emoción violenta o si es inimputable. El debate estará a cargo de un único magistrado, el juez Esteban Andrejin, del Tribunal Oral Criminal Nro. 2 de San Isidro, y la acusación estará en manos de dos fiscales especializadas en violencia de género, Carolina Carballido Calatayud y Laura Zyseskind.
La titular de la Unidad Funcional de Instrucción Temática de Violencia de Género de Pilar, Carolina Carballido Calatayud, es la fiscal que encarceló a Farré y realizó la instrucción de la causa, mientras que su par de San Isidro, Laura Zyseskind, es recordada como quien en 2011 logró condenar por el encubrimiento del crimen de María Marta García Belsunce a tres familiares, un vecino y un médico.
La defensa de Farré estará encabezada por el abogado Adrián Tenca (el mismo que defendió en el juicio por el crimen de Angeles Rawson al condenado portero Jorge Mangeri) y por María Inés Bergamini Urquiza. En tanto, la familia Schaefer, como particular damnificada, estará representada por el letrado Jorge Sandro.
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Según trascendió, en la audiencia del lunes se centrará en elegir entre 48 candidatos que ya fueron sorteados, a los 12 jurados titulares y los seis suplentes que deberán asistir al debate que, de acuerdo a las previsiones, se realizará en cinco jornadas, de lunes a viernes, entre las 9 y las 18. En total habrá 54 testigos y lo que ya está acordado entre las partes y se les explicará a los jurados es que la materialidad del hecho y la autoría de Farré no está en discusión, por lo que la clave del juicio estará centrada en determinar el estado de salud mental del viudo, al momento de cometer el crimen.
Al elevar la causa a juicio oral, la fiscal Carballido imputó a Farré el delito de “homicidio doblemente agravado por el vínculo y por haber mediado violencia de género”, calificación que el Código Penal castiga con prisión perpetua.
En su requerimiento, afirmó que el crimen de Claudia Schaefer fue un femicidio “de manual” en el marco de “una historia de violencia, celos, ira, revancha y egoísmo” en la que Farré “planeó” lo que definió como un “brutal ataque”. La defensa, en cambio, planteará dos alternativas: que Farré es inimputable porque al momento del hecho no comprendió la criminalidad de sus actos o que actuó bajo un estado de emoción violenta, figura penal que en vez de prisión perpetua contempla una pena atenuada de entre 10 y 25 años en un caso del homicidio agravado.
La particularidad del juicio por jurados es que para que el acusado sea condenado a prisión perpetua, el bloque acusador de fiscalía y querella se verá obligado a lograr la unanimidad de los 12 jurados que voten, quienes deben estar convencidos de que Farré actuó con pleno uso de sus facultades mentales.
Para lograr la condena atenuada por un estado de emoción violenta, alcanzará con que 10 de los 12 jurados estén de acuerdo con esa postura. En caso de que haya una disidencia de tres o más jurados y que luego de tres votaciones no se llegue a un acuerdo, el jurado se declarará “estancado”, el juicio quedará anulado y se ordenará realizar otro debate con un nuevo jurado.
Por eso, para evitar la pena de prisión perpetua, a Farré le alcanzará con que uno solo de los jurados no esté de acuerdo, aunque para lograr su máxima pretensión, es decir, un veredicto de “no culpabilidad por inimputabilidad”, necesitará una mayoría de 10 votos.
Los estudios le juegan en contra
Las pericias psicológicas y psiquiátricas realizadas a Fernando Farré por expertos de la Asesoría Pericial de San Isidro llegaron a la conclusión de que ‘al momento del hecho, el imputado no padecía insuficiencia de sus facultades o alteración morbosa de las mismas, o estado de inconsciencia que le impidiera comprender la criminalidad de sus actos y/o dirigir sus acciones’.
‘La conducta homicida respondió a una etapa reflexiva por parte del victimario y reconoce un ánimo preexistente de malestar, ira, celos o resentimiento que actuó persistentemente sobre su personalidad y que culminó en la descarga motora delictiva’, dice el informe de las psiquiatras oficiales Liliana Varela y Ana María Harlap. Sin dudas, estas conclusiones complican, seriamente, la postura del abogado del acusado, que apunta a comprobar su presunta inimputabilidad, al momento de concretar el ataque, en la casa del country Martindale.
Empleó tanta fuerza que dobló las hojas de los dos cuchillos
El homicida empleó tanta fuerza cuando asesinó de 74 puñaladas a su esposa Claudia Schaefer que dobló las hojas de los dos cuchillos que empleó para asesinarla y le quebró la punta a uno de ellos cuando, al momento de degollarla, el arma se le enganchó en su campera. Así lo concluyeron los peritos de la Policía Científica que presentaron en la causa el informe de ‘secuencia fáctica’ del crimen.
De acuerdo a la reconstrucción que hicieron los expertos en criminalística, Farré tomó dos cuchillos de la cocina, los llevó hasta el vestidor donde estaba Schaefer, cerró la puerta con llave y concretó un ataque que se inició con golpes, siguió con puñaladas aplicadas con las dos armas blancas en forma simultánea y culminó cuando la degolló de espaldas con cortes que afectaron las tres cuartas partes de la circunferencia del cuello.
Además, los peritos indicaron que ambos cuchillos fueron tomados de un taco ubicado detrás de una licuadora sobre la mesada en un rincón de la cocina de la casa, un sitio que para los expertos hace concluir que las armas blancas empleadas para este crimen ‘no son de acceso rápido o sencillo’.
‘Ambos cuchillos se encuentran deformados, lo cual es producto del ejercicio de una fuerza intensa frente a un plano lo suficientemente duro para producir dicha variación, por empleo el tejido óseo’, señalaron los peritos en el informe. Además explicaron que la campera impermeable marca ‘Moncler’ y la camisa ‘Hugo Boss’ que aquel día vestía el femicida, tienen en sus mangas del lado izquierdo dos roturas que se produjeron cuando, en la maniobra de degüello, a Farré se le enganchó la punta del cuchillo que apareció roto, con esas prendas de vestir.