El 5 de marzo de 2010, Daniel Leguizamón decidió consumar el macabro plan de matar a su esposa, Gisela Nieto, en la casa que compartían en la localidad bonaerense de Salto. Se colocó un par de guantes de látex, sacó un cuchillo que tenía en la mesita de luz de la habitación matrimonial y hundió 24 veces el arma blanca en el cuerpo de la víctima. Al sujeto lo condenaron a perpetua un año después. Desde ese momento, la madre de la joven asesinada comenzó a reclamar las pertenencias y dinero ahorrado de su hija, pero se las negaban. Ahora confirmó que todo se lo entregaron al femicida.
"No sé cómo explicarlo. Todo esto provoca angustia, bronca y muchísimo dolor. Sufro tanto por la pérdida de Gisela, y ahora siento que la justicia se burla de los familiares de las víctimas. Siento que me pisotean, que se burlan y continúan pisándome la cabeza", dijo a Diario Popular Gladys Nieto.
La sentencia condenatoria para Leguizamón se registró en octubre de 2010, en los tribunales de Mercedes. "Una vez que lo condenaron solicité las cosas de Gisela. Sus pulseras, cartas, cadenitas, los recuerdos que me quedaban de ella. Además tenía 7.000 pesos ahorrados. Trabajaba en un frigorífico, en el sector de exportaciones de carne. El homicida también trabajaba ahí. Me dijeron que podían darme las pertenencias una vez que la condena quedara firme", relató Nieto.
El lunes, Gladys se presentó en el Tribunal Oral Criminal donde se definió el castigo a prisión perpetua para Leguizamón. "Me informaron que las pertenencias de Gisela ya habían sido entregadas a los familiares del imputado. Es decir, le dieron todo al asesino. No lo podía creer. No me importa el dinero, ni el valor de las pertenencias, porque lo que causa dolor es la falta de ética, de compromiso con la justicia y los familiares de víctimas", sostuvo la mujer.
Para peor, Gladys se enteró ese mismo día que la entrega había ocurrido días después de la condena a Leguizamón, hace dos años. "A mí me dijeron que tenía que ingresar un trámite paralelo para recuperar las cosas de Gisela. Así lo hice. Me decían que había un recorrido legal para estos trámites, pero ahora me entero que las pertenencias se la entregaron al asesino días después de la sentencia.
Es una barbaridad. Muy grave, porque se hizo por fuera de la ley", contó la madre de la víctima. "Mi objetivo como madre de una mujer asesinada fue, primero, lograr que haya una sentencia condenatoria, que este ser despreciable tenga el castigo que se merecía. Nada logrará que recuperemos a Gisela, o que le devuelvan su vida. Tenía 28 años. Mucha luz, todo por delante. Estaba enamorada de este monstruo, por eso le perdonaba todo. Había decidido alejarse de él, pero la convenció para volver. Ella estaba comenzando a lograr cierta independencia, y ahí fue que la mató. Cuando sintió que ella ya no le pertenecía, la asesinó", explicó Gladys. El femicidio de Gisela fue la crónica de un crimen anunciado. "Ella estaba cansada de las infidelidades y de su maltrato psicológico. Cada vez que se proponía terminar con la relación, él modificaba su actitud o simulaba cambiar. Le regalaba bombones, flores y cosas así. Cuando la asesinó hacía poco habían vuelto. Planeó todo al detalle. Hasta guantes de látex se puso. Planificó todo", indicó Gladys.
Tras las 24 puñaladas, Leguizamón se autolesionó, escondió su vestimenta manchada en una bolsa que arrojó al techo y salió a pedir ayuda en el vecindario, asegurando que habían ingresado delincuentes. Esa teoría se le desmoronó a las pocas horas, y debió confesar el asesinato. "Está alojado en el penal de Junín, en un sector para religiosos, donde lo cuidan de cualquier represalia por lo que le hizo a una mujer. Yo sigo luchando por la falta de justicia", cerró Nieto.i