En plena cuarentena, los vecinos de la zona de Segundo Sombra y avenida Roca, en Lomas de Mariló, partido de Moreno, no encuentran sosiego. Hace tres años vivieron su peor momento, cuando un grupo de delincuentes liderado por un menor de edad mató a sangre fría a José Luis Eduardo Toloza, de 38 años, un trabajador padre de familia y muy querido por el barrio. Los autores del hecho sangriento fueron apresados y por un tiempo la seguridad se reforzó. La tranquilidad se restableció. Por un tiempo.
Pero hace rato que eso ha ido cambiando: los robos son moneda corriente en la zona y salir a la calle se hace riesgoso, como pudieron comprobarlo dos vecinas que fueron asaltadas por un joven de unos 20 años que luego de despojarlas de sus pertenencias se dio a la fuga a bordo de una moto que lo esperaba a pocos metros con su conductor listo para escapar. La escena, registrada a las 18.20 del lunes, fue captada por la cámara de seguridad de una de las casas de la calle Segundo Sombra, en la que se ve a los ladrones al huir y a una de las víctimas caer desplomada a los pocos instantes. Fue asistida por otros vecinos y pudo recuperarse. La policía nunca llegó; tampoco la ambulancia.
Hace pocos días trascendió que uno de los integrantes de la banda que mató a Toloza habría sido liberado. No se sabe si fue en el marco de las liberaciones registradas por el Covid-19; tampoco la familia de la víctima fue informada de nada, como establece la ley. En rigor, no pudieron confirmar la información. Las consultas telefónicas a los juzgados de Mercedes son estériles: en tiempos de pandemia, teletrabajo y feria, es difícil que atiendan los llamados. Este diario pudo verificarlo.
La inseguridad se acrecienta porque la citada avenida está a oscuras desde el puente Roca hasta la esquina de Segundo Sombra. Es un problema que lleva años y que excede a Edenor, que ya ha comunicado que el problema corresponde a la térmica trifásica que tiene en el tablero de la municipalidad es muy chica y por eso salta a los pocos minutos de tener suministro las luminarias. Por eso cada vez que es reparado el problema, las luces no tardan en volver a apagarse y así pasan meses. Y ya se sabe que la oscuridad agiganta la inseguridad: que les pregunten a los atribulados vecinos que deben bajar del colectivo en horas de la noche en esa zona.
“De noche los pibes andan por la calle como si nada, la cuarentena no existe para ellos”, aseguró a este medio una vecina preocupada, que los ha visto pasar armados.
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