La causa por la desaparición forzada de Franco Casco fue elevada a juicio oral, con un total de 19 efectivos de la Policía de Santa Fe imputados en este episodio de violencia institucional, registrado en octubre de 2014, cuando el joven -que estuvo detenido en una comisaría de Rosario- fue hallado sin vida en las aguas del río Paraná.
El pedido fue formulado por el fiscal federal Guillermo Lega, quien acusó por el hecho a agentes de la comisaría 7ª de Rosario, donde la víctima estuvo aprehendida y fue vista por última vez. Además, la acusación también alcanza a efectivos de la división Asuntos Internos.
"La conducta ilícita desarrollada por los aquí procesados no solamente implicó la privación ilegal de la libertad, sino que además, por su intermedio, se sustrajo a la persona del derecho a la jurisdicción y a su integridad física, psíquica y moral", sostuvo Lega en su solicitud, en la que además enfatizó que "se privó a sus familiares y a la sociedad toda de conocer su destino y el devenir del porqué de su muerte y el cómo sucedió. Esto causó una multiplicidad de víctimas que es una nota distintiva de este tipo delictivo".
De acuerdo a lo consignado por el sitio Fiscales.gob.ar, los hechos endilgados a los procesados son bajo la figura de desaparición forzada, en tanto que también pidió el sobreseimiento de otros doce imputados.
Según se dio por acreditado en el expediente, el 6 de octubre de 2014, cerca de las 17.30, Casco (de 20 años) partió de la casa de una tía en Rosario hacia la estación de trenes para regresar a su domicilio, en el partido bonaerense de Florencio Varela, donde residía con su familia.
En cercanías de la estación ferroviaria. fue abordado por agentes de la comisaría 7ª de Rosario, aunque por ahora se desconocen las circunstancias de modo, tiempo y lugar en que se produjo la detención. La posterior investigación permitió conocer que Franco Casco fue trasladado a la seccional, donde fue aislado en un calabozo que según testigos era "pequeño, oscuro y mugroso" y lo denominaban "La Jaulita" porque allí encerraban a jóvenes que aprehendían por supuesta "averiguación de antecedentes".
De acuerdo a numerosos y coincidentes testimonios de presos alojados en esa comisaría, algunos de los cuales pudieron hablar con Casco, en determinado momento se escucharon golpes y fuertes gritos de auxilio del joven. Luego de eso "se hizo silencio absoluto y no volvieron a escuchar a la víctima, ni la vieron al día siguiente cuando recibieron visitas, lo que les llamó particularmente la atención", indicó el fiscal Lega.
La Policía santafesina afirmó a familiares de Franco Casco que había sido aprehendido "por atentado y resistencia a la autoridad", ya que "estaba drogado, como perdido" y aseguró que luego fue liberado. Sin embargo, nunca llegó a la terminal de Retiro, donde lo esperaba su madre.
Entonces, cuando se iniciaron las averiguaciones, "el personal registró su detención modificando sensiblemente sus datos personales, apellido, número de documento y domicilio" y le dio intervención al fiscal "con la finalidad de darle sustento legal a un proceder totalmente irregular".
El dictamen pone de relieve la importancia de que el padre de la víctima se haya dirigido a la comisaría, ya que de no haberlo hecho "nunca se hubiese descubierto que Casco había sido privado de su libertad". Las maniobras de ocultamiento continuaron en los días siguientes, hasta que el 30 de octubre la Prefectura Naval encontró el cadáver de la víctima en el río Paraná.
La autopsia y demás pruebas permitieron establecer que el joven había sido asesinado antes de ser arrojado al río y que el tiempo de inmersión era compatible con la fecha de su desaparición.
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