Hace un año el cuerpo de la adolescente Lola Chomnalez era encontrado sin vida y semienterrado en la arena de la playa uruguaya de Aguas Dulces. A partir de allí, comenzó una serie de interrogatorios a familiares, visitantes de ese balneario y fugaces detenidos, pero sin ninguna pista concreta hasta la fecha. La familia, lejos de resignarse, denuncia que "se hicieron muchas cosas mal" y que las autoridades no responden.
A poco de fin de año, muchas de las casas costeras se encuentran deshabitadas, en un claro contraste con lo que ocurría antes del crimen, cuando a esta altura ya estaban alquiladas por toda la temporada. Ahora, el viento oceánico sopla también en el rancho donde se hospedó Lola.
"Sus propietarios levantaron 50 centímetros las paredes, le cambiaron el techo de quincho por chapas y lo pintaron de blanco. En uno de los extremos del segundo piso hay una puerta baja de madera que da al balcón", describe el periódico El País en una extensa nota titulada "La huella de Lola".
Con un sentimiento de frustración, el abogado de la familia, el doctor Jorge Barrera, aseguró que "se ha trabajado intensamente, pero hoy no tenemos las respuestas que la familia se merece".
"No han existido pruebas contundentes para llevar a esclarecer los hechos y a identificar al responsable o a los responsables del crimen", manifestó en una entrevista concedida al matutino La República.
Diego Chomnalez, el padre de la chica de 15 años, todavía transita por un dolor profundo que le impide ingresar a la habitación de su hija. "Quiero que conserve su aroma", comentó a El País, para después denunciar una falta de respuesta por parte de los funcionarios encargados de la causa: "En los últimos tiempos el único que me contesta es mi abogado".
"Se hicieron muchísimas cosas mal. Por ejemplo, se fue a buscar un cuchillo que pudo haber servido cuatro o cinco días después", reclamó la madre, Adriana Belmonte, que recordó a Lola como "un ser de luz".
Y agregó: "Se borró toda la escena del crimen de una manera que parece deliberada. Pero no creo que lo hayan hecho a propósito. Creo que no sabían lo que estaban haciendo".
Ambos plantan interrogantes sobre la aparición de una mochila a pocos metros del cadáver y el accionar de los investigadores: "¿Cómo puede ser que la Policía, estando la mochila a solo 17 metros del cuerpo de mi hija asesinada, apareció 15 días después y no en el momento. ¿No la vieron? ¿Qué es lo que pasó?".
"Siendo la madre quiero mover cielo y tierra. Me va a aliviar saber qué pasó. Lola lo merece y lo merecemos nosotros también", manifestó la mujer.