El dato surgió tras el homicidio de una nena de siete años en General Rodríguez. Conmociona el drama de la violencia sexual contra menores en la Argentina.
Con inmenso dolor y absoluta impotencia, los familiares y amigos de la niña Nayla Malena Agüero despidieron sus restos en un cementerio de General Rodríguez. Se trata de la pequeña de siete años asesinada por un vecino de 18, que la abusó sexualmente para luego asfixiara y esconderla en un placard. El espeluznante episodio coloca otra vez el drama de la violencia sexual contra menores en el país, con estadísticas que superan los 300 hechos de manera cotidiana.
Los datos resultan de un promedio de los informes enviados desde el National Center for Missing and Exploited Children (Ncmec) de Estados Unidos, que colabora de forma permanente con las fiscalías del país, detectando unos 9.000 hechos de abusos contra menores por mes en todo el país.
Acerca del caso que tuvo como víctima fatal a Nayla, se sabe que la nena jugaba en una pileta pelopincho en el patio compartido. Pero alrededor de las 15 del miércoles estaba sola y decidió subir a cambiarse. Le pidió permiso a su mamá para volver a salir a hablar con una nena del otro lado del alambrado. Como su mamá no escuchaba ruido salió a buscarla unos minutos después, pero la pequeña ya no estaba. Golpeó la puerta de los vecinos del terreno y abrió la puerta Ariel Axel Díaz, de 18 años, que salió y negó haberla visto.
"Me estaba bañando, no vi nada", le respondió. Después de llamar a la Policía y que los vecinos del barrio revisaran cámaras de seguridad y salieran a buscarla desesperados, los investigadores no encontraron un solo rastro de que hubiera salido de su terreno. Fue así que decidieron ir a golpear la puerta de Díaz nuevamente y él les permitió entrar. Algo los hizo sospechar y descubrieron una escena desgarradora. Díaz Había asesinado a la nena después de abusar de ella y la había escondido en un placard.
Según el resultado preliminar de la autopsia, la nena falleció por asfixia pero también sufrió "muchos golpes" y fue víctima de distintos abusos.
El acusado de haberla matado escuchó la acusación que le hizo la fiscal titular de la UFI N°10 local, Gabriela Urrutia. La falta de respuesta verbal y la comunicación corporal del señalado por haber golpeado, abusado sexualmente y asfixiado hasta la muerte a la menor, indignó e impactó a gran parte de los presentes.
El imputado hizo uso de su derecho a guardar silencio, aunque esto no significó que haya pasado desapercibido. El joven fue observado por los funcionarios de la Justicia presentes, quienes relataron la incomodidad con la que actuó durante el tiempo en el que oyó su acusación. Cabe recordar que fue en un armario de su hogar que encontraron a Nayla envuelta en una sábana.
"Al parecer, tenía vergüenza de lo que había hecho", detalló uno de los presentes. El rictus cabizbajo que tuvo Díaz durante toda la sesión, inclusive llegó a perturbar a algunos de los presentes. al punto de que uno de estos funcionarios judiciales le pidió que lo mire y que le asegure que lo estaba entendiendo, sin lograr una respuesta lógica alguna, sin importar la moderación.
"Escuchó la acusación como si le estuvieran leyendo el pronóstico del clima", informaron los voceros. La frase describe con exactitud la actitud del acusado durante este lapso en el cual sorprendió a los presentes por la distancia que parecía tener entre lo que sucedía dentro y fuera de su cabeza.
Mientras tanto la fiscal espera que lleguen los resultados de ciertas pericias claves realizadas en el lugar de los hechos, como el barrido al cuerpo y la ropa de Díaz en busca de cabellos y los hisopados realizados al cuerpo de Nayla para encontrar material genético del acusado, por lo que deberán extraerle una muestra de sangre para tener su ADN.