Facundo, hijo del pueblo. Pedro Luro le rindió homenaje, al participar del último adiós al joven que estuvo más de cuatro meses desaparecido hasta que se encontraron sus restos óseos, luego reconocidos, al ser cotejado el ADN con sus padres. La gente de esta localidad del partido de Villarino se movilizó para acompañar el cortejo fúnebre hasta el cementerio municipal, luego de seguir de cerca, pero respetando la privacidad del breve sepelio, al que solo asistieron sus familiares más cercanos y algunos amigos.
Un día más tarde de la confirmación sobre que esos huesos hallados en el cangrejal de Cola de Ballena fueron identificados por los expertos forenses, Facundo José Astudillo Castro, el "Kufa", llegó a su tierra, donde creció y vivió hasta el último 30 de abril, cuando fue visto con vida por última vez en la ruta 3, en momentos en que pretendía llegar a dedo a Bahía Blanca para reencontrarse con su ex novia, aún en pleno aislamiento social, preventivo y obligatorio por la pandemia del coronavirus.
A pesar de las tres jornadas de duelo decretada por el intendente de Villarino, Carlos Bevilacqua, en una medida cuestionada por la mayoría de los habitantes del distrito, al considerarla demagógica luego de la indiferencia demostrada por las autoridades comunales, la gente salió a la calle y los integrantes del Semillero Cultural de Pedro Luro, al cual asistía Facundo, armaron una batucada para despedirlo. Al mismo tiempo, decenas de vecinos se acercaron hacia la cochería de la Cooperativa Eléctrica, donde por la mañana se desarrollo el velatorio.
En la puerta, los vecinos se concentraron desde temprano para expresar muestras de solidaridad a Cristina Castro Alaniz y los dos hermanos del joven para aguardar la llegada de los restos que viajaron en un avión sanitario desde Buenos Aires y llegaron al sector militar de Base Aeronaval Comandante Espora, en las afueras de Bahía Blanca.
Ya en horas de la tarde, el cortejo fúnebre partió en caravana rumbo al cementerio de Pedro Luro, encabezado por un auto con el cajón que transportaba el pequeño féretro, envuelto en una bandera de Boca Juniors, equipo del que Facundo era hincha fanático. Pudo verse a su madre con notorios gestos de cansancio, pero demostrando entereza, acompañada por uno de sus hijos y otros familiares, mientras los coches que los seguían hacían sonar sus bocinas.
En el camino, pasaron por la cervecería en la cual trabajaba Facundo, donde sus amigos improvisaron una nueva batucada para despedirlo, en medio de escenas de dolor y constantes pedidos de justicia.
"El momento más emotivo se vivió dentro del cementerio pasadas las 16, cuando los familiares se abrazaron en torno al ataúd donde se hallaban los restos de Facundo y se escuchaba el llanto de su madre Cristina", señalaron algunos de los testigos de la escena.
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