Los datos del INDEC que certifican una baja de la pobreza en el segundo semestre de 2017 son la plataforma a partir de la cual el gobierno quiere revertir preconceptos sobre su gestión y despejar nubarrones. Hubo más números que pueden sumarse a lo que el Presidente dio en llamar el "crecimiento invisible".

Mauricio Macri viajó a Chapadmalal a descansar hasta las Pascuas con la satisfacción y la certeza de haber coronado una semana soñada, después de un verano olvidable. Porque fue esta la primera vez en su gobierno en que pudo sacar pecho en torno a un tema que considera un paradigma de su gestión y en el que se impuso una vara demasiada alta. Hablamos de la pobreza, claro, en la que a instancias del marketing de Durán Barba se estableció la “pobreza cero”, más como consigna adecuada para un gobierno visto con desconfianza por muchos sectores en los que perfora la frase “gobierno para ricos”, que como objetivo concreto.

En rigor, desde que en su discurso de asunción el Presidente planteó esa premisa como uno de los tres ejes de su gobierno, quedó claro que era el más utópico, aunque los voceros de Cambiemos se encargaron de aclarar que era planteado más bien como un norte, atento a la certeza de que harán falta décadas para generar semejante retroceso en los niveles de pobreza que se han consolidado en la Argentina.

Más allá de esas expectativas, lo cierto es que celebró el gobierno en general y el Presidente en particular. A tal punto que decidió romper el molde para hacer el anuncio, convocando a todo su Gabinete para presentar la noticia. Lo hizo flanqueado por los funcionarios que están al frente de cada una de las dependencias a las que el gobierno adjudica injerencia en la materia: la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley, pieza clave de esta administración estuvo a la derecha del Presidente; Jorge Triaca, ministro de Trabajo; el titular de la ANSeS, Emilio Basavilbaso, y Alejandro Finocchiaro, ministro de Educación, un área que es presentada como imprescindible para que los que buscan emerger de la pobreza puedan conseguirlo. En ese contexto, el Presidente infló el pecho para anunciar que cerca de 2,7 millones de personas dejaron de ser pobres en la Argentina durante el segundo trimestre de 2016 y el segundo semestre de 2017. Según el INDEC, la pobreza bajó del 28,6 al 25,7% entre el primer y el segundo semestre de 2017, lo que abarca un universo aproximado a 1.210.000 personas.

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Semejante disminución representa una caída de 6,5 puntos desde que en el segundo trimestre de 2016, a partir de una tasa de 32,2% de pobreza, el INDEC reanudó las mediciones en esa área que se habían dejado de realizar y publicar en tiempos en los que se consideró “estigmatizante” cuantificar el número de pobres.

Mientras el oficialismo celebraba el anuncio, sonaron curiosas las expresiones de la oposición que supo fustigar al gobierno cuando los resultados eran adversos. Desde el Movimiento Evita replicaron que los índices de pobreza e indigencia “no tienen relación con el nivel de desempleo, la quita de programas sociales y la fuerte suba de la inflación de los últimos dos meses, mientras que el kirchnerismo duro directamente puso en duda los datos. El radical K Leopoldo Moreau detalló los aumentos de tarifas registrados y por venir, recordó que “el macrismo baja salarios y jubilaciones... y son tan caraduras que nos pretenden hacer creer que disminuyó la pobreza”. Pero los datos difundidos corresponden al semestre anterior, previo al aumento de los servicios, y el fuerte respingo de la inflación no ingresa en el período de estudio difundido. Debieran saberlo esos críticos, y lo saben... pero es lo que pasa cuando la política prevalece en un tema que debe trascenderla.

Ahora bien, con una incidencia tan clara de la inflación sobre el nivel de pobreza, ¿debe esperarse que los números se reviertan en la próxima medición? Los especialistas aventaron fantasmas, advirtiendo que si bien se descuenta que en la nueva medición que se difundirá en septiembre no habrá que esperar señales tan positivas -la pobreza no seguirá descendiendo fuertemente como exhibió esta medición-, la tendencia no va a revertirse, aguardándose una suerte de amesetamiento para entonces.

Volviendo a la “pobreza cero” como objetivo, vale resaltar que muchos de los especialistas que ponderaron la baja registrada, admitieron que el 25% resulta un piso difícil de perforar. Aunque destacaron principalmente la fuerte reducción en indigencia: de 6,2 a 4,8, lo que implica que unas 600 mil personas dejaron de estar en esa condición entre el primer y el segundo semestre de 2017.

El mismo día de esos anuncios, el gobierno celebró una serie de indicadores macroeconómicos positivos que también difundió el INDEC y que relacionó de manera directa con la baja de la pobreza. Fundamentalmente el crecimiento del empleo, que experimentó un aumento neto de 692 mil personas con nuevos trabajos. El Instituto Nacional de Estadística y Censos anunció que la actividad industrial y de la construcción crecieron 3,95 y 17,9%, respectivamente, en el primer bimestre con respecto al mismo período del año pasado. La parte del vaso vacío refiere que la comparación es con niveles muy bajos de 2017, y que la recuperación no impacta de la misma manera en todos los rubros de la industria.

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La onda positiva abarcó hasta el fin de semana, con un incremento del 27,1% en el número de turistas que se movilizaron esta Semana Santa con relación a la de 2017, cuantificando el gobierno un impacto económico que alcanzaría los 6.256 millones de pesos. El mismo gobierno que hace poco más de un año intentaba reducir drásticamente el número de feriados eliminando los “puentes”, ahora alardea con los resultados de este fin de semana XL. Y se frota las manos pensando en el de fin de mes, cuando el 30 de abril sea “puente” con el 1º de Mayo.

Otro número que entusiasma al Ejecutivo es el 15, porcentaje con el que están cerrando la mayoría de las paritarias. A principios de esta semana corta fue el turno de la UOCRA, uno de los sectores más beneficiados de este tiempo, que acordó el 15% más cláusula de revisión, y se sumó a una lista que integran Comercio, la UTA, Luz y Fuerza, Obras Sanitarias, Petroleros, y siguen las firmas... Quedan los gremios más opuestos al gobierno, que siguen tironeando para llevar la negociación al 20%, más gatillo, pero lo cierto es que el gobierno puede celebrar con creces a esta altura del año tener la mitad de las paritarias cerradas al porcentaje que buscaba, incluida buena parte de los grandes sindicatos.

Pero no todas fueron buenas noticias esta semana corta, en la que se anunciaron los aumentos del transporte, peajes y hasta un 40% para las tarifas de gas. El propio Presidente se ocupó de atenuar los efectos asegurando que los aumentos más grandes ya fueron anunciados, en una remake de “lo peor ya pasó”. Es la apuesta del gobierno, que espera haber cubierto prácticamente todo el retiro de subsidios, con lo que se ilusiona con una baja notoria de la inflación. Están convencidos de mantener un crecimiento moderado pero constante y en ese contexto aguardan que el próximo año -electoral- puedan reiterar anuncios en materia de pobreza como los que el Presidente pudo brindar el miércoles.

Pero volviendo a la suba del gas, encargado de anunciarlas fue el ministro Juan José Aranguren, que supo pasarla muy mal allá por 2016 cuando los aumentos escalaron hasta la Corte Suprema. Ahora -audiencias públicas mediante- no pasó sobresaltos, pero igual se las arregló para meterse en problemas, cuando el periodista Ernesto Tenenbaum le preguntó sobre su dinero en el exterior. El titular de Energía no anduvo con vueltas al admitir que ahí seguía la mayor parte de sus ahorros, pero la empeoró al argumentar. Pudo haber justificado su decisión explicando por ejemplo que se ponía así a resguardo de eventuales conflictos de interés respecto de donde pudiera invertir aquí... cualquier cosa mejor que sugerir que prefería esperar para traer su dinero a que el país “recupere la confianza’, y salir con eso de que “el que se quema con leche...”.

Con todo, Mauricio Macri volvió a respaldarlo, como ya hizo varias veces con otro ministro clave de su Gabinete, Luis Caputo, que finalmente irá este miércoles al Congreso para dar explicaciones sobre la deuda contraída y, fundamentalmente, su participación en firmas offshore. Del resultado de esa virtual interpelación para la que se prepara a destajo -lo cual no es garantía de nada, cuando tendrá frente a él a legisladores de la oposición dispuestos a destriparlo- dependerá si el gobierno mantiene o no la senda positiva, o bien, como con Aranguren, Macri vuelve a sufrir con sus colaboradores más preciados.

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