El gobierno finalmente logró anoche acercar posiciones con los socios radicales en una cena, pero minutos antes la integrante díscola de la coalición, Elisa Carrió, nuevamente alteró los aires del oficialismo al embestir contra la nueva doctrina de seguridad de la ministra Patricia Bullrich y contra el proyecto de financiamiento político que se debatirá en extraordinarias.
Aunque Mauricio Macri no iba a ser parte de la velada, ya que el presidente se cuida de encabezar los encuentros partidarios, tampoco estuvieron los otros dos co-fundadores de Cambiemos: Carrió, quien hace 2 meses que no habla con el presidente y a quien “por el momento no le interesa acercar posiciones” con el jefe de Estado, y Ernesto Sanz, quien oficialmente no viajó por compromisos laborales en Mendoza pero que desde hace meses está apartado de la mesa chica por parte de la cúpula radical. Y también, vale decirlo, por la falta de diálogo con el propio Macri.
Lo cierto es que anoche en un restaurant del barrio porteño de Almagro se reunieron funcionarios nacionales y referentes PRO con autoridades radicales luego de los enojos por la salida de Mario Negri del Concejo de la Magistratura, de los cambios de gabinete de fines de septiembre -donde no hubo consenso para la incorporación de correligionarios para ocupar tres ministerios-, entre otras desaveniencias.
Marcos Peña, Horacio Rodríguez Larreta, Rogelio Frigerio y Emilio Monzó fueron los representantes del PRO y por el centenario partido, los gobernadores Alfredo Cornejo -titular de la UCR-, Gustavo Valdés (Corrientes), Gerardo Morales (Jujuy) y los jefes de los interbloques legislativos Negri (Diputados) y Luis Naidenoff (Senado). La gobernadora María Eugenia Vidal, al parecer, se ausentó por motivos familiares.
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El encuentro había sido pautado hacía unas semanas para disipar tensiones internas. “Se analizó el panorama electoral y charlamos cómo llegar armados a las elecciones del año próximo”, contó una fuente radical.
También hubo algunas quejas sobre la situación económica: es sabido que los economistas del centenario partido no comparten esta política de tasas altas.
Ayer circularon versiones sobre la supuesta salida del Banco Central del radical Javier González Fraga, que sería reemplazado por “Pancho” Cabrera, un PRO puro que desde hace semanas pulula por Casa Rosada tras ser eyectado de Producción.
En el radicalismo hay un permanente debate. Y en la Ciudad un sector importante comparte espacio con Martín Lousteau en Evolución, y exige al centenario partido acordar políticas públicas en lugar de solo cuidar la continuidad de los cargos.
Es el caso del diputado porteño Leandro Halperin, ex ladero de Martín Ocampo en el Ministerio de Seguridad porteño, que trazó un paralelismo con la relación de los socios de Cambiemos en Ciudad y Nación: “hay que recuperar los acuerdos para darle estabilidad a las políticas públicas”, sostuvo. Y puso como ejemplo, el desacuerdo con la nueva regulación impulsada por la ministra Patricia Bullrich, que permite a los uniformados disparar sin dar la voz de alto, con quien también mantenían diferencias cuando trabajaba con el malogrado Ocampo en Seguridad porteña.
Aunque el legislador sostuvo que el radicalismo tiene para mostrar “líneas estratégicas” del partido en las gobernaciones de Jujuy y Mendoza, “Cambiemos tiene que definir para donde quiere ampliarse, si es en políticas regresivas como la de Patricia Bullrich o ver cómo construimos seguridad con roles prefijados, con acuerdos para políticas públicas”.
Sorprendió anoche Carrió al compartir este mismo análisis. Con cuatro furibundo tuits, unos 40 minutos antes de la promocionada cena en lo que pareció una calculada estrategia disruptiva, publicó en su cuenta de Twitter que “la reglamentación para fuerzas de seguridad dictada por la ministro Bullrich viola los Derechos humanos fundamentales. Nosotros no vamos a ir al fascismo”, a lo que le siguió “esto no significa que la Policía no tenga el poder para mantener el orden, pero a la ministro se le va la mano”.
Luego le apuntó al presidente: “Voy a votar en contra del aporte de empresas a los partidos políticos, de acuerdo con la doctrina histórica de la CC ARI porque esto es los que permite mantener la independencia para defender al pueblo”, y azuzó que “no me importa lo que opine el Presidente, sostengo lo mismo que decimos desde hace 25 años”.
Cerca de la líder de la Coalición Cívica confirmaron el distanciamiento con Macri. Empero, por lo bajo la diputada sigue vinculada con otros interlocutores. El pasado 29 de noviembre encabezó la cena de fin de año del Instituto Hanna Arendt, el think tank de la CC, en la que estuvieron Peña, Mario Quintana, el jefe de asesores José Torello, María Eugenia Vidal y Rodríguez Larreta.