En el amor, la guerra y la política vale todo. Por eso es difícil sorprenderse cuando dos viejos enemigos vuelven a compartir un acto como el que encabezaron esta tarde en Cañuelas la ex presidenta y actual senadora nacional, Cristina Kirchner, y el líder del sindicato de camioneros, Hugo Moyano. Una vieja alianza que resurgió de las cenizas para enfrentar al gobierno de Mauricio Macri.
Aunque nunca se llevaron bien, cuando el 27 de octubre de 2010 falleció Néstor Kirchner, la relación entre Cristina y Moyano comenzó a empeorar hasta desintegrarse. Hasta ese momento el sindicato de los camioneros se había visto muy beneficiado por las medidas del kirchnerismo.
Desaparecido el mediador, se terminaron los beneficios, los cargos en el gobierno para hombres del camionero y se recortaron las asistencias a las obras sociales.
El resultado de ese recorte de privilegios fueron cinco paros durante el cristinismo, uno cada ocho meses, con un eje central: todos contra el impuesto a las Ganancias. En cambio, Néstor Kirchner sufrió un solo para en toda su gestión.
1°) 19 de noviembre de 2012. A un año de ser reelecta como presidenta con el 54% de los votos, Hugo Moyano, José Luis Barrionuevo y sectores de izquierda declararon el primer paro nacional para pedir una suba del mínimo no imponible del impuesto a las Ganancias.
"Con Néstor Kirchner había respuestas. Ahora, no solamente no hay respuestas del Gobierno, hay ninguneo y amenazas", manifestó Moyano ese día.
Esa medida de fuerza fue un punto de inflexión entre los sindicatos y el gobierno de Cristina Kirchner había pasado un primer mandato (2007-2011) muy calmo, sin paros nacionales. Raúl Alfonsín, con un mandato que terminó ocho meses antes de los establecido, soportó 13 paros de la CGT comandada por Saúl Ubaldini.
2°) 10 de abril de 2014. Casi dos años después del primer paro contra Cristina Kirchner y sin ninguna actualización del tributo a las Ganancias, el 10 de abril de 2014 se desarrolló la segunda medida de fuerza de los gremios opositores. Nuevamente se reclamaba una actualización del impuesto al trabajo y las paritarias sin techo.
3°) 28 de agosto de 2014. Como Cristina Kirchner se mantuvo firme y negó la modificación al mínimo no imponible bajo la presión de nuevos paros, el 28 de agosto de 2014, los mismos sindicatos hicieron la segunda huelga del año.
"Acuérdense quiénes eran ustedes antes de Perón", les dijo Cristina Kirchner a los sindicalistas que organizaron la tercera huelga general contra su gobierno. "Como decía Evita, le tengo más miedo al frío del corazón de los compañeros que olvidan de dónde vienen, que al de los oligarcas".
Moyano y sus aliados se hicieron eco de la incertidumbre económica generalizada con una inflación que se proyectaba por encima del 30%. En ese caso al reclamo de la modificación del impuesto a las Ganancias, se sumaron otras exigencias como la universalización de las asignaciones familiares, el pago de la multimillonaria deuda del Estado con las obras sociales sindicales y políticas contra la inflación y la inseguridad.
Durante ese paro, Moyano le reclamó a la Casa Rosada "empezar a tomar alguna medida de respuesta a los reclamos" sindicales y criticó la "soberbia que despliega permanentemente" la Presidenta.
4°) 30 de marzo de 2015. Pasado el verano y en pleno año electoral, renacieron las protestas por la notoria pérdida de poder adquisitivo de los salarios. Los gremios, a su vez, quisieron dejar en claro que este año las paritarias iban a ser más duras que en 2014.
El 30 de marzo fue el cuarto paro contra Cristina Kirchner, otra vez con el reclamo de una modificación en el mínimo no imponible como principal bandera. El insuficiente aumento de salarios del año pasado hizo cambiar de categoría a muchos trabajadores que, con el peso de la inflación, se quedaron en el bolsillo con menos poder compra.
5°) 9 de junio de 2015. El quinto paro contra la política económica de la ex presidenta, y el sexto contra el kirchnerismo, mantenía algunos de los reclamos de las huelgas anteriores: la insuficiente modificación en el mínimo no imponible del impuesto a las Ganancias y la presión de la Casa Rosada por un techo salarial de 27% terminó de justificar la medida de fuerza.