La fiscalía que investiga la desaparición de
López cotejó hasta el momento más de cinco millones de registros telefónicos, comparó el ADN de 98 cuerpos NN hallados entre el 2006 y el 2015, pero hasta el momento no logró saber qué pasó con el albañil el 18 de septiembre de 2006 y la causa no tiene imputados.
"A 10 años de la segunda desaparición de López", es el lema de la movilización prevista para mañana a las 16.30, convocada por organizaciones de derechos humanos, sociales, movimientos estudiantiles y gremiales, como el
Suteba La Plata.
Las agrupaciones se concentrarán en la
Plaza Moreno, frente al municipio de
La Plata, donde hace 10 años se realizó el juicio contra
Miguel Etchecolatz, y desde allí marcharán hasta la casa de
Gobierno provincial.
López desapareció de su domicilio en el barrio platense de
Los Hornos el 18 de setiembre de 2006, cuando se esperaba que se dirigiera a la sede municipal para presenciar los alegatos del juicio que el
Tribunal Oral Federal 1 de
La Plata seguía al represor
Miguel Etchecolatz por delitos de lesa humanidad.
El hombre había sido secuestrado en 1977 y estuvo detenido hasta mediados de 1979 en cinco centros clandestinos de detención, y al brindar testimonio detallado en el juicio, había sido muy claro al identificar a
Etchecolatz como el hombre que dirigía y ejecutaba las sesiones de tortura con picana en esa sede policial platense.
López, albañil y militante peronista, había realizado durante el juicio varios reconocimientos oculares en los centros donde estuvo detenido, como la comisaría quinta de
La Plata y el
Pozo de Arana, donde su profesión de albañil le permitió identificar fehacientemente sus lugares de cautiverio, aún cuando algunos de ellos habían sufrido remodelaciones.
Aquella mañana del 18 de setiembre de 2006, sobrevivientes de la última dictadura esperaron por horas que el hombre se presentara a presenciar los alegatos, pero López nunca llegó y hasta hoy se ignora dónde está.
Tras la alarma de familiares y organismos de derechos humanos por el paradero de
López, el entonces ministro del Interior,
Aníbal Fernández, aseguró que el gobierno nacional no descartaba 'ninguna hipótesis' sobre la desaparición de
Julio López, y la administración bonaerense, encabezada por
Felipe Solá, impuso una recompensa de 200.000 pesos para conocer datos sobre su paradero.
Además, a la búsqueda que lideró el ministerio de Seguridad provincial a cargo entonces de
León Arslanián, se sumó la distribución de la foto del albañil desaparecido en todos los medios de transporte público y privado, en comercios, estaciones de servicio, en los vehículos oficiales de la provincia y los municipios y en las escuelas.
Ya desde los primeros días y ante la ausencia de noticias sobre el testigo, se sucedieron las marchas en
La Plata y en diferentes puntos del país reclamando por su aparición.
"Hay elementos con los que contamos que son demasiado importantes como para hacerlos públicos", dijo
Fernández tres días después de la desaparición de
López, y varias fueron las pistas surgidas durante los primeros días que finalmente no condujeron a ningún resultado.
Una de ellas fue el cuerpo calcinado hallado en la noche del 20 de septiembre en la localidad de
Punta Lara, municipio de
Ensenada, que finalmente pertenecía a un hombre de entre 30 y 50 años.
Si bien en un primer momento se especuló con la posibilidad de que
López se hubiera perdido por un shock emocional, con el correr de los días la hipótesis del secuestro fue cobrando fuerza.
Una semana después de la desaparición de
López, el gobernador
Solá atribuyó el posible secuestro a su condición de "testigo fundamental" en el juicio contra el ex director de
Investigaciones de la Policía Bonaerense y para "intimidar a futuros testigos o impedir su participación en otros juicios" a represores de la última dictadura.
"Esto no tiene nada que ver con una desaparición cualquiera", dijo
Solá y sentenció: "es el primer desaparecido desde los años del terrorismo de Estado".
Bronca de su hijo por la falta de avances en la causa
Rubén López, el hijo de Jorge Julio López, manifestó ayer su "bronca" por la falta de avances en la causa que investiga la desaparición del testigo hace diez años y afirmó que "genocidas" como Miguel Etchecolatz, a quien apuntó como "ideólogo" del secuestro en democracia de su padre, "se tienen que pudrir en la cárcel igual que Jorge Videla".
De esta manera, Rubén López cuestionó la medidas judiciales a favor de beneficiar con el arresto domiciliario al represor condenado por crímenes de lesa humanidad y que también es el principal sospechoso de la desaparición en 2006 de López.