La decisión del Ejecutivo de habilitar el debate por el aborto legal provocó una silenciada grieta en el oficialismo entre quienes apoyan la medida y quiénes cuestionan que con ella se abrió un flanco innecesario con la Iglesia y dentro del propio electorado de Cambiemos que, a la postre, asoma como una interna más de las que han emergido en los últimos meses dentro del gobierno.
‘No era necesario abrir ese flanco. Fue una decisión chiquita e inconsulta con el Episcopado. Había otros debates para dar antes que éste’, fue la contundente reflexión de un alto funcionario consultado.
Es que el tema se decidió en una mesa chica a la que se sentaron Mauricio Macri y Marcos Peña, entre otros. Algunas fuentes oficiales han explicado que mucho tuvo que ver un consejo del titular de Diputados, Emilio Monzó, que sugirió dar el debate para ‘primerear’ la movida del 8 de marzo que planificaban bloques opositores. Empero, esa versión no conformó algunos integrantes del oficialismo que, en cambio, sostienen que la discusión por el aborto pudo haber surgido como una maniobra distractiva para cambiar la agenda y alejar de las primeras planas temas como la inflación y las subas tarifarias.
‘Muchos no lo hacen público pero creen que fue una bomba de humo. Ahora hay un grupo de obispos que está preparando un documento interdisciplinario para presentar a distintos estamentos del gobierno -incluido el Presidente- y, en paralelo, lo trabaja con un sector del PJ bonaerense’, contó una fuente gubernamental disgustada con la habilitación del debate por la interrupción voluntaria del embarazo.
Pero la mesa chica del gobierno no considera perjudicial una disputa con la Iglesia de donde es oriundo Francisco. ‘Es irrelevante políticamente el Papa’, contó, a su turno, uno asesor de Macri.
Lo cierto es que esta tensión, silenciada, que ha provocado la habilitación del debate por el aborto se hará más evidente cuando el proyecto sea discutido en el Congreso dentro de dos meses. Aunque Macri dio ‘libertad de conciencia’ al momento de votar la iniciativa, muchos funcionarios prefieren no hacer público su rechazo a la estrategia de habilitar lo que consideran un debate incómodo.
Se trata, en última instancia, de disidencias internas como las que provocaron, por caso, la salida de Alberto Abad de la Afip el último viernes: el tributarista había tenido roces con Nicolás Dujovne, con la Oficina Anticorrupción de Laura Alonso y con Mario Quintana, lo que terminó sellando su destino. Justamente la designación de su sucesor, Leandro Cuccioli, se vincula con la cercanía que mantiene con el vicejefe de Gabinete; Quintana ya había sido factótum del despido de Alfonso Prat Gay a fines de 2016 por ‘no trabajar en equipo’.
Con todo, la llegada de Cuccioli resultó un gesto hacia el propio Dujovne y hacia la Jefatura de Gabinete, que comanda Marcos Peña y que tiene allí auditando al resto de los ministros a los ‘ojos’ de Mauricio Macri: Quintana y Gustavo Lopetegui.
El reordenamiento del gabinete por el ajuste de la política -por el que se eliminaron unos mil puestos jerárquicos y que se oficializó el lunes con un decreto- provocó roces por la disolución de secretarías y el traspaso de otras. La división de la subsecretaría de Hábitat (ministerio del Interior) fue un ejemplo de ello: una parte fue derivada a Desarrollo Social ya que los beneficiarios de planes comenzarán a trabajar en las urbanizaciones de barrios vulnerables.
La división de la Hábitat recordó un viejo encono entre Carolina Stanley, ministra de Desarrollo, y quien estaba a cargo de la subsecretaría, Marina Klemensewickz, distanciadas desde los tiempos en que ambas eran funcionarias porteñas.
Quintana fue quien tuvo la última palabra en el diseño de las nuevas estructuras de los ministerios. Desde hace un año el vicejefe de Gabinete ha venido ganando en influencia lo que ha despertado el recelo de sus colegas; de hecho, en julio pasado absorbió Diseño Organizacional que hasta entonces estaba en manos de Modernización. La oficina está a cargo de Luciano Tano y esta semana volvió a quedar en el medio de la polémica por la aprobación de extraño cargo: se oficializó a una ‘Directora de Movilidad Peatonal’.
En medio del denominado ajuste de la política, siguen creándose cargos insólitos en la alta administración pública. Por ello, en el Ejecutivo hay quienes observan con detenimiento el funcionamiento de Diseño Organizacional ya que es quien autoriza el alta de los nuevos cargos jerárquicos.
Algunos funcionarios, en tanto, consideran que detrás de las decisiones de Quintana hay una oculta aspiración de escalar políticamente. ‘Tiene gente propia en Salud, Desarrollo Social, Hacienda, Finanzas y Producción: eso es un armado de estructura. No tengo dudas que está construyendo políticamente’, opinó otra fuente oficial. Ahora sumó a su área de influencia al nuevo titular de la Afip.
Empero, quien concentra todas las decisiones del Ejecutivo es Marcos Peña: hay integrantes del gabinete que no ocultan su malestar ya que éste los ‘celaría’ cuando comparten acto con Macri. ‘Intenta restar protagonismo a quienes tienen línea directa con el presidente’, concluyó la misma fuente.
Quién desembarcará, ‘en un cargo menor’, en Interior es el cordobés Luis Juez quien en 2019 buscará posicionarse para ser el candidato del oficialismo a gobernador de Córdoba.
Por último, la reciente renuncia del subsecretario general de la Presidencia, Valentín Díaz Gilligan, al descubrirse que no había declarado una cuenta millonaria en un banco de Andorra, también expuso diferencias internas. Con el correr de las horas, algunos integrantes del PRO se sumaban a los socios de la UCR y la CC para reclamar la inmediata salida del funcionario que, finalmente, se concretó cuatro días después de conocida la denuncia.
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