Se trata de la reversión del Gasoducto Norte, que beneficia a siete provincias del norte del país. Además, permitió dejar de importar gas de Bolivia.
El Gobierno inauguró este lunes la reversión del Gasoducto Norte, una obra clave para transportar el gas natural de Vaca Muerta a siete provincias del norte argentino y sustituir importaciones. El acto se llevó a cabo en Córdoba y fue encabezado por el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, junto con el ministro de Economía, Luis Caputo.
Este proyecto sobrevivió al recorte aplicado por el presidente Javier Milei sobre la obra pública y demandó 740 millones de dólares de financiamiento, de los cuales U$$540 millones llegaron mediante un crédito del Banco de Desarrollo para América Latina (CAF). La obra implicó un cambio en el sentido del flujo de gas y permitió dejar de importar moléculas de Bolivia después de más de 50 años para reemplazarlas por producción de Vaca Muerta.
Licitados durante el gobierno de Alberto Fernández, los trabajos continuaron durante la administración libertaria, ya que eran necesarios para abastecer a Córdoba, Tucumán, La Rioja, Catamarca, Santiago del Estero, Salta y Jujuy, y destrabar el cuello de botella de la falta de evacuación del yacimiento neuquino. Entre otros beneficios, el ahorro será de 1.000 millones de dólares anuales y también abrirá la posibilidad de exportar gas argentino a Brasil.
Del acto de inauguración participó el gobernador cordobés, Martín Llaryora, que destacó "el valor de la infraestructura", en un escenario donde el Ejecutivo frenó las inversiones en obra pública. "Sin infraestructura es imposible el desarrollo y esto los del interior lo entendemos bien. Sin que llegue un camino, sin que haya electricidad, sin tener agua potable y sin tener gas, es imposible que se desarrolle la industria y la producción", afirmó en la ciudad de La Carlota.
"Para que haya inversión tiene que haber infraestructura, si no es imposible dotar de valor agregado a nuestra producción”, remarcó.
Por su parte, Daniel González, secretario de Coordinación de Energía y Minería, consideró que la reversión del Gasoducto Norte "sea posiblemente la última obra que financie el Estado nacional". Y continuó en esa línea: "Como ya estamos viendo, el sector privado está dispuesto a invertir en obras de infraestructura que tienen todo el sentido económico como tiene esta obra que estamos inaugurando hoy”.
Según se informó, la obra aportará cinco millones de metros cúbicos diarios de gas y, además, existe la posibilidad de ampliarlo a otros cuatro millones en una segunda etapa. El fluido llegará a hogares, comercios, estaciones de servicio y dará impulso a la actividad vinculada con el litio.
A futuro, el desafío será que la Argentina exporte gas a Brasil. Una de las opciones es utilizar la infraestructura existente, por la cual hasta septiembre pasado se le compraban las moléculas a Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB). Y la otra, enviar gas natural licuado (GNL) a las centrales termoeléctricas, cuya demanda varía según la generación hidroeléctrica.
Con una producción actual de 150 millones de m3/d, la Argentina podría estar en los próximos años exportando el 8% de su producción a Brasil. El precio máximo al que se podría concretar la operación sería a U$S10 el millón de BTU.
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