En el bloque de senadores del PJ-FpV ya se da por hecho que se dividirán en dos cuando la ex presidenta Cristina Kirchner llegue a la Cámara alta, pero nadie quiere aparecer como responsable de la ruptura y se estima que serán los gobernadores los que ordenen la situación.
El jefe del bloque PJ-FpV, Miguel Pichetto, tomó distancia de la actual candidata a senadora nacional por Unidad Ciudadana ni bien terminó su Presidencia, el 10 de diciembre de 2015, lo que generó cortocircuitos internos en la bancada mayoritaria que se volvieron cada vez menos disimulados.
Por eso, nadie se imagina a la ex presidenta y al senador rionegrino conviviendo bajo el mismo paraguas parlamentario y diversas fuentes de la bancada consultadas coincidieron en señalar que, finalmente, habrá dos bloques.
Algunos definieron esa posible ruptura como un “sinceramiento”, porque actualmente esa tropa de 36 senadores -41, con los aliados- se mantiene unida en los papeles, pero en los hechos está dividida: los leales a Cristina Kirchner son independientes del resto y no responden a Pichetto.
La aspiración del senador rionegrino (que encabeza el bloque desde 2002) es poder quedar al frente de una bancada que lleve únicamente la sigla del PJ, sin el FpV, y represente a los gobernadores de ese partido, quienes son por estos días su único sostén.
Sin embargo, ni los justicialistas de Miguel Pichetto y los gobernadores, ni los kirchneristas fieles a la ex presidenta quieren echar a nadie: todos apuestan a que “se vayan ellos”.
Días atrás el neuquino Marcelo Fuentes, uno de los principales referentes del kirchnerismo dentro del bloque, blanqueó esta situación al señalar que “quien se sienta incómodo” con la llegada de Cristina Kirchner “tendrá que abandonar el bloque”.
Al no poder vislumbrar cuál de los dos grupos pegará el portazo, todos miran a los gobernadores como los encargados de ordenar la situación y se especula que lo harán en base a dos factores: la relación con la Casa Rosada y con Cristina Kirchner.
Algunos de esos gobernadores (como el entrerriano Gustavo Bordet, el sanjuanino Sergio Uñac o el riojano Sergio Casas) tienen buen diálogo con la Nación y apuestan a ser una “oposición constructiva”, mientras que otros (como el tucumano Juan Manzur, el pampeano Carlos Verna o el formoseño Gildo Insfrán) suelen tener más roces con la Rosada.
Esos humores y preferencias jugarán su papel a la hora de acomodar las fichas en el Senado, como también lo hará el resultado que obtenga Cristina en la elección bonaerense.
La eventual división de la bancada mayoritaria ya es objeto de “poroteo”: empieza a calcularse cuántos quedarán de un lado y cuántos del otro.
En base a los resultados de las elecciones primarias de agosto pasado, el grupo leal a Cristina Kirchner estaría integrado por unos 10 senadores, sin contarla a ella.
En este contexto, la aspiración de Pichetto es que el bloque PJ los supere en número y, para ello, ya comenzó a tender puentes con algunos legisladores peronistas que hasta ahora no forman parte de su bancada.
Según pudo saberse, el rionegrino tuvo conversaciones con los salteños Juan Carlos Romero y María Fiore Viñuales y tendría casi asegurado el pase de los pampeanos Daniel Lovera y Norma Durango y del cordobés Carlos Caserio.