El represor Adolfo Scilingo, condenado en España por los “vuelos de la muerte” durante la última dictadura militar argentina, fue fotografiado en un pueblo de las afueras de Madrid durante una salida transitoria. Scilingo tiene una condena en España de 1.084 años por crímenes de lesa humanidad, pero el Código Penal de ese país de 1973 (que regía cuando sucedieron los hechos), determinaba que el represor debía cumplir una pena efectiva de cárcel de 30 años y tras sus 70 años podía empezar a gozar de salidas transitorias.
El ex capitán del corbeta, de 71 años, lleva 26 salidas de la cárcel para visitar a su familia en un pequeño pueblo de la sierra de Madrid.
En ese marco, el medio español Vozpópuli publicó las imágenes del represor en las inmediaciones de su vivienda. El periodista que realizó la investigación, Alejandro Requeijo, explicó que no difundieron el nombre del pueblo para no alterar a los vecinos. Scilingo fue reconocido por familias argentinas que viven en esa localidad, donde residen en una casa modesta la esposa, la hija y varios de sus nietos.
Su condena por 30 muertes, dictada en 2005, está firme desde 2007 y la cumple en la cárcel de Alcalá de Henares, en Madrid, tras ser el primer militar argentino en ser condenado en presencia por un tribunal extranjero.
Para dictar sentencia, la justicia española se basó en las declaraciones de 70 testigos, entre ellos, sobrevivientes de la Escuela Superior de Mecánica de la Armada (ESMA), familiares, jueces y antropólogos forenses, y en los dichos del ex militar en 1997 ante el juez de instrucción Baltasar Garzón. En esa declaración confesó hacer participado de al menos dos “vuelos de la muerte”, en los que se lanzaron al mar a detenidos que estaban vivos y que previamente habían sido dormidos.
El ex marino está detenido desde julio de 2001 y en enero de este año, al otorgarle el beneficio de las salidas transitorias, el juez José Luis Castro de Antonio argumentó que “no parece probable” que el represor “tenga la intención y la capacidad de sustraerse de la acción de la justicia española”. Desde hace años Scilingo intenta demostrar su inocencia escapando de su propia confesión que lo llevó a prisión, tras la histórica condena que recibió de la Audiencia Nacional de España en 2005, la primera por crímenes de lesa humanidad en aplicación del principio de justicia universal.
En tanto, la referente de la Asociación Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Nora Cortiñas, deploró que ”un genocida camine con impunidad”, al referirse a la difusión de imágenes del represor Alfredo Scilingo, mientras paseaba por las afueras de Madrid, España, donde fue condenado por los delitos de lesa humanidad que cometió durante la última dictadura militar en Argentina.
“No es posible que a un genocida, después de ser condenado por un juzgado notable, ahora esté en libertad. Tiene salidas transitorias y eso es como una amnistía encubierta. Es lo que estamos tratando de evitar que pase acá”, señaló Cortiñas en declaraciones a Télam.