A través del Decreto 394/2023, el Gobierno anunció este lunes que hasta un 30% del Impuesto al Cheque podrá ser utilizado como pago a cuenta de hasta el 15% de los aportes patronales. Se trata de una medida que beneficiará a las microempresas y Pymes.
La norma “resultará de aplicación para las remuneraciones que se devenguen entre el 1 de agosto de 2023 y hasta el 31 de diciembre de 2024”, según se precisó.
En el decreto se destacó la importancia de las “microempresas" que, según se planteó, "son fundamentales para el impulso de la economía argentina, toda vez que emplean cerca de un millón de personas y registran, a su vez, un aumento de su capacidad exportadora”.
En ese sentido, consideró que “el Estado nacional debe brindarles herramientas que les permitan afianzar su crecimiento para que continúen contribuyendo al cambio de la estructura productiva de nuestro país con más empleo y más exportaciones”.
El artículo 1° de la Ley 25.413 de Competitividad creó el impuesto sobre los créditos y débitos en cuentas bancarias y otras operatorias.
El artículo 4° de la norma faculta al Poder Ejecutivo para disponer que el referido gravamen, en forma parcial o total, constituya un pago a cuenta de todos o algunos de los impuestos y contribuciones sobre la nómina salarial, con excepción de las correspondientes al régimen nacional de obras sociales.
Por otra parte, el artículo 6° de la Ley 27.264 de Carácter Permanente del Programa de Recuperación Productiva establece que el impuesto al cheque, que hubiese sido efectivamente ingresado, pueda computarse en un 100% como pago a cuenta del impuesto a las ganancias por, entre otros, los sujetos que revistan la condición de microempresas.
El Impuesto al Cheque, llamado formalmente Impuesto a los Débitos y Créditos en Cuenta, fue creado en 2001 a través de la Ley 25.413 de Competitividad y grava en un 0,6% los créditos y débitos que se producen en las cuentas corrientes.
Mientras que, en el caso de los cheques que se depositan en una caja de ahorro, este porcentaje aumenta al 1,2%.
Si bien en su momento fue calificado como “transitorio”, se mantuvo fijo durante los últimos 22 años.
La aplicación de un impuesto al cheque no es algo común en el mundo, y su imposición se realiza momentáneamente y durante época críticas de déficit fiscal. Por esta y otras cuestiones referidas al régimen tributario de la Argentina es que la presión impositiva sobre las empresas argentinas es la segunda más alta a nivel global, sólo superada por Comoras, un pequeño país de África, según un informe del Banco Mundial y la consultora PwC.
Si bien el impuesto al cheque está apuntado a todas las personas y empresas que realizan operaciones bancarias de crédito o débito de dinero, existen algunas excepciones. Por ejemplo, las acreditaciones de préstamos, los sueldos, el pago de haberes, los plazos fijos, las pensiones y las jubilaciones.
A su vez, los monotributistas tampoco abonan este gravamen, al igual que los estados (nacionales, provinciales y municipales), las entidades sin fines de lucro, las operaciones inmobiliarias y los movimientos entre cuentas de un mismo titular.