Sergio Massa asumirá este miércoles como el flamante “superministro”. Hay quienes aseguran que le encanta el título, que disfruta la idea de que lo consideren “super”. Más allá del color y los comentarios de pasillos, lo que en rigor ocurrirá es que el hasta hoy presidente de la Cámara de Diputados de la Nación se incorporará al Ejecutivo y liderará una suerte de intervención del Gobierno de parte de dos de los tres socios del Frente de Todos: él y Cristina Kirchner.
Alberto Fernández continúa en su puesto y con la lapicera en su poder, pero ya no tiene a su entorno más cercano y aparece solo en la foto de la coalición gobernante.
De hecho, la foto que la vicepresidenta se sacó el lunes con el “superministro” deja bien en claro quienes son hoy los dos socios fuertes del Frente de Todos. Ella sonríe y él también, hablaron durante una hora del país y de cuestiones partidarias, discutieron los nombres que integrarán el equipo económico que conducirá Massa y hasta tuvieron tiempo para hacer una linda foto de familia. “Distribúyanla desde el Senado”, fue la instrucción de Cristina.
Y luego las órdenes de rigor: debe guardarse un absoluto silencio desde el entorno de Massa y del suyo propio sobre lo que se habló en detalle en ese encuentro.
“Sergio consiguió la foto que Alberto no pudo conseguir ni siquiera desde que se amigó con Cristina”, admitió un funcionario que transita tanto los pasillos de la Casa Rosada como los del Congreso de la Nación.
La publicación de esa foto implicó un fuerte espaldarazo de la vicepresidenta hacia Sergio Massa, algo que no ocurrió cuando —en plena crisis tras la salida de Martín Guzmán— Alberto Fernández recurrió al nombre de Silvina Batakis para reemplazarlo en el Ministerio de Economía.
Curiosamente ese fin de semana, fue Cristina Fernández de Kirchner quien desestimó la propuesta del propio Massa para hacerse cargo del área económica, pero con toda la botonera a su cargo.
Pasaron tres semanas y mucha agua bajo el puente. Massa y Cristina se reunieron en varias oportunidades y también Máximo Kirchner ofició de mediador. El hijo de la vicepresidenta y el referente del Frente Renovador hace tiempo que aceitaron una excelente relación, lo que incluso provocó la simpatía de muchos integrantes de La Cámpora, por el tigrense. Y si bien no hay integrantes de esa agrupación en el equipo del flamante “superministro” existe una suerte de compromiso de no invasión mutuo.
No le fue fácil a Massa conseguir que todos los que ya fueron confirmados en su equipo le dijeran que sí. Pero tras varios días de llamados incesantes, logró armar el rompecabezas que lo acompañará. Daniel Marx fue el nombre que más sorprendió. El economista estará a cargo de un comité para el desarrollo del mercado de capitales y monitoreo de la deuda pública. El título aún suena poco atractivo, pero al mercado le cayó muy bien que Marx —ortodoxo y ex funcionario del menemismo y la Alianza— se embarcara en esta aventura.
También sorprendió —y para bien— que Raúl Rigo volviera a la secretaría de Hacienda, donde estuvo hasta que se fue Guzmán de Economía.
Hombre de la línea, se ocupa de los números del Presupuesto hace años. Eduardo Setti seguirá al frente de la secretaría de Finanzas, mientras que Lisandro Cleri será el vicepresidente del Banco Central.
Uno de los últimos nombres en confirmarse fue el Matías Tombolini en la polémica secretaría de Comercio Interior, que por pocos días ocupó Martín Pollera.
En tanto, José Ignacio de Mendiguren (más conocido como el Vasco) fue confirmado como el nuevo secretario de Industria. Y Leonardo Madcur será el jefe de Asesores del Ministerio. Detrás de su designación se ve la mano de Roberto Lavagna, quien prefirió mantenerse como un asesor en las sombras, al igual que Martín Redrado y que Guillermo Nielsen, suegro de Madcur.
Con este equipo, Massa asumirá este miércoles la titánica tarea de tratar de normalizar la economía, tranquilizando a los mercados, haciendo un esfuerzo por contener la inflación y tratando de que no se dispare la conflictividad social producto del fuerte aumento de precios.
Cuenta para ello con el apoyo de Cristina Kirchner. Resta saber cómo reaccionará Alberto Fernández, aún dueño de la lapicera y el tercer socio en cuestión.